-No eres mi hermano, Harry.
Sonreí ante esas nuevas palabras. ¿Era el permiso dedo? ¿Era la confesión deseada? ¿Era mi deseo hecho realidad? Si.
La besé con una desesperación más notoria que la vez anterior. La mano que mantenía entre su pelo la baje de nuevo, rozando la suavidad de su piel descubierta de su espalda. La excitación creció de manera irremediable. Besarla de esa manera no era suficiente. Quería más... Y la acción de Mia a continuación me dieron a entender que ella también.
Las manos de Mia bajaron por lo ancho de mi espalda, sus caricias me quemaban de una manera tan placentera, a pesar de aún estar vestido; Mia se detuvo con firmeza sobre mi trasero. Gemí al sentir el roce que propició la cadera de Mia contra mis partes. La erección de mi entrepierna creció aún más, y mis mejillas se tornaron de un rojo tomate al notar la mirada castaña en aquella parte de mi cuerpo. Solo ella podía causar eso.
La boca de Mia se posó contra la mía nuevamente, besandome de una forma que me hizo gruñir contra mis labios ahora hinchados. El vestido azul que le sentaba a la perfección ya estaba estorbando demasiado. Con una velocidad inmediata la despojé de el. Y con una rapidez aún más sorprendente, yo me desnudé por completo.
-Estamos aún en el ascensor.
-No importa.
-¿Si regresa la luz?
-Correremos el riesgo.
-Esto es de locos.
-No...es mi fantasía.
-No importa.
-¿Si regresa la luz?
-Correremos el riesgo.
-Esto es de locos.
-No...es mi fantasía.
-Narrador omnisciente.-
No les importaba estar en el piso de un ascensor, sólo dentro de ellos estaba la necesidad de sentirse y de quererse. Conectarse hasta lo más profundo.
Las manos de Harry recorrieron cada parte de ese delgado cuerpo que muchas veces imaginó poseer, y ahora, se haría realidad. La expresión que tenía el rostro de Mia lo llenó de placer y disfrute. Sus gruesos dedos masculinos rozaron la curva de sus pequeños, redondos y apetecibles senos, provocando que los rozados pezones de la chica irguieran al instante. Es perfecta. Hermosa.
-Harry...-El susurro ronco que Mia proclamo lo alteraron, más no deseaba ser rápido.
Besó sus labios con una dulzura desbordada, asegurándose de saborear cada centímetro de ellos ¡era exquisita! Sus manos continuaron trazando caminos por la tez de su cuerpo; pasando por su plano abdomen, su vientre...La vio a los ojos, y en ellos pudo observar esa misma mirada con la que él la detallaba desde hacía tanto tiempo.
-Estamos encerrados en un ascensor...-Fue lo que dijo ella con su respiración notablemente alterada.
-¿Nos detenemos? -Sabía la respuesta desde mucho antes de que Mia negara con la cabeza. -No tienes idea de lo mucho que deseaba este momento. Mia, yo...
-Nunca te vi como mi hermano... -Con esa oración, Mia quiso dar a entender que desde hace mucho tiempo también deseaba ese momento. Que él debió haberse dado el valor, de confesarse, y exclamar besos como los de ese instante, lo mucho que deseaba estar con su persona...Porque para ella, era exactamente igual.
-No soy tu hermano...-La exclamación fue acompañada por una caricia en la parte intima de Mia. La cabeza de ella arqueó hacia atrás, exponiendo su cuello a los labios del joven. La humedad que percibía Harry en aquella zona lo hicieron gemir. Intensificó la caricia, mientras su lengua debatía con la de Mia una vez más.
-Harry...-Sus dientes mordisquearon el lóbulo de su oreja antes de regresar nuevamente a sus pechos. Su mano ascendía por la textura suave de su vientre. Gimió al sentir las blancas y delgadas piernas de la joven enroscarse en torno a sus caderas para atraerlo hacia sí.
-Dios...Mia...-Gimió aún más fuerte al percibir la parte más húmeda y sensible de la joven rozar su erección. La castaña realizaba lentos movimientos circulares, sin llegar a penetrarse por completo. Aquella danza lo volvía loco. Disfrutaba de cada roce con un deleite inigualable. Y el hecho de que estuvieran en un lugar poco apropiado para disfrutar de aquel momento pasional, lo excitaban más.
{El cuerpo de Mia, sus gemidos, su sudor, sus besos, su aroma tan delicioso...Solo para ti.}
-Mia, te amo. -Miró sus rostro sofocado, sus labios hinchados, sus mejillas sonrosadas. Sentía sus delicados senos presionarse contra su pecho; su respiración acelerada, entremezclando sus alientos, creando una sola fragancia adictiva y deliciosa. ¡Tanto tiempo queriendo decírselo! ¿Debía ser de aquella forma? ¿A punto de conectar sus cuerpos de la manera más placentera posible, sobre su chaleco en el piso de un ascensor?
-Este es es un escenario poco común para declararnos...-Los movimientos de su cadera continuaban lentos. Sonrió ante la mirada intensa y lujuriosa de Harry, justo antes de atraerlo hacia ella para besarle con desenfreno. -Yo también te amo, siempre lo he hecho.
Besó sus labios con una dulzura desbordada, asegurándose de saborear cada centímetro de ellos ¡era exquisita! Sus manos continuaron trazando caminos por la tez de su cuerpo; pasando por su plano abdomen, su vientre...La vio a los ojos, y en ellos pudo observar esa misma mirada con la que él la detallaba desde hacía tanto tiempo.
-Estamos encerrados en un ascensor...-Fue lo que dijo ella con su respiración notablemente alterada.
-¿Nos detenemos? -Sabía la respuesta desde mucho antes de que Mia negara con la cabeza. -No tienes idea de lo mucho que deseaba este momento. Mia, yo...
-Nunca te vi como mi hermano... -Con esa oración, Mia quiso dar a entender que desde hace mucho tiempo también deseaba ese momento. Que él debió haberse dado el valor, de confesarse, y exclamar besos como los de ese instante, lo mucho que deseaba estar con su persona...Porque para ella, era exactamente igual.
-No soy tu hermano...-La exclamación fue acompañada por una caricia en la parte intima de Mia. La cabeza de ella arqueó hacia atrás, exponiendo su cuello a los labios del joven. La humedad que percibía Harry en aquella zona lo hicieron gemir. Intensificó la caricia, mientras su lengua debatía con la de Mia una vez más.
-Harry...-Sus dientes mordisquearon el lóbulo de su oreja antes de regresar nuevamente a sus pechos. Su mano ascendía por la textura suave de su vientre. Gimió al sentir las blancas y delgadas piernas de la joven enroscarse en torno a sus caderas para atraerlo hacia sí.
-Dios...Mia...-Gimió aún más fuerte al percibir la parte más húmeda y sensible de la joven rozar su erección. La castaña realizaba lentos movimientos circulares, sin llegar a penetrarse por completo. Aquella danza lo volvía loco. Disfrutaba de cada roce con un deleite inigualable. Y el hecho de que estuvieran en un lugar poco apropiado para disfrutar de aquel momento pasional, lo excitaban más.
{El cuerpo de Mia, sus gemidos, su sudor, sus besos, su aroma tan delicioso...Solo para ti.}
-Mia, te amo. -Miró sus rostro sofocado, sus labios hinchados, sus mejillas sonrosadas. Sentía sus delicados senos presionarse contra su pecho; su respiración acelerada, entremezclando sus alientos, creando una sola fragancia adictiva y deliciosa. ¡Tanto tiempo queriendo decírselo! ¿Debía ser de aquella forma? ¿A punto de conectar sus cuerpos de la manera más placentera posible, sobre su chaleco en el piso de un ascensor?
-Este es es un escenario poco común para declararnos...-Los movimientos de su cadera continuaban lentos. Sonrió ante la mirada intensa y lujuriosa de Harry, justo antes de atraerlo hacia ella para besarle con desenfreno. -Yo también te amo, siempre lo he hecho.