martes, 26 de febrero de 2013

Segunda parte [El ascensor Harry Styles y tu].


-No eres mi hermano, Harry.
Sonreí ante esas nuevas palabras. ¿Era el permiso dedo? ¿Era la confesión deseada? ¿Era mi deseo hecho realidad? Si.
La besé con una desesperación más notoria que la vez anterior. La mano que mantenía entre su pelo la baje de nuevo, rozando la suavidad de su piel descubierta de su espalda. La excitación creció de manera irremediable. Besarla de esa manera no era suficiente. Quería más... Y la acción de Mia a continuación me dieron a entender que ella también.
Las manos de Mia bajaron por lo ancho de mi espalda, sus caricias me quemaban de una manera tan placentera, a pesar de aún estar vestido; Mia se detuvo con firmeza sobre mi trasero. Gemí al sentir el roce que propició la cadera de Mia contra mis partes. La erección de mi entrepierna creció aún más, y mis mejillas se tornaron de un rojo tomate al notar la mirada castaña en aquella parte de mi cuerpo. Solo ella podía causar eso.
La boca de Mia se posó contra la mía nuevamente, besandome de una forma que me hizo gruñir contra mis labios ahora hinchados. El vestido azul que le sentaba a la perfección ya estaba estorbando demasiado. Con una velocidad inmediata la despojé de el. Y con una rapidez aún más sorprendente, yo me desnudé por completo.
-Estamos aún en el ascensor.
-No importa.
-¿Si regresa la luz?
-Correremos el riesgo.
-Esto es de locos.
-No...es mi fantasía.
-Narrador omnisciente.-
No les importaba estar en el piso de un ascensor, sólo dentro de ellos estaba la necesidad de sentirse y de quererse. Conectarse hasta lo más profundo.
Las manos de Harry recorrieron cada parte de ese delgado cuerpo que muchas veces imaginó poseer, y ahora, se haría realidad. La expresión que tenía el rostro de Mia lo llenó de placer y disfrute. Sus gruesos dedos masculinos rozaron la curva de sus pequeños, redondos y apetecibles senos, provocando que los rozados pezones de la chica irguieran al instante. Es perfecta. Hermosa.
-Harry...-El susurro ronco que Mia proclamo lo alteraron, más no deseaba ser rápido.
Besó sus labios con una dulzura desbordada, asegurándose de saborear cada centímetro de ellos ¡era exquisita! Sus manos continuaron trazando caminos por la tez de su cuerpo; pasando por su plano abdomen, su vientre...La vio a los ojos, y en ellos pudo observar esa misma mirada con la que él la detallaba desde hacía tanto tiempo.
-Estamos encerrados en un ascensor...-Fue lo que dijo ella con su respiración notablemente alterada.
-¿Nos detenemos? -Sabía la respuesta desde mucho antes de que Mia negara con la cabeza. -No tienes idea de lo mucho que deseaba este momento. Mia, yo...
-Nunca te vi como mi hermano... -Con esa oración, Mia quiso dar a entender que desde hace mucho tiempo también deseaba ese momento. Que él debió haberse dado el valor, de confesarse, y exclamar besos como los de ese instante, lo mucho que deseaba estar con su persona...Porque para ella, era exactamente igual.
-No soy tu hermano...-La exclamación fue acompañada por una caricia en la parte intima de Mia. La cabeza de ella arqueó hacia atrás, exponiendo su cuello a los labios del joven. La humedad que percibía Harry en aquella zona lo hicieron gemir. Intensificó la caricia, mientras su lengua debatía con la de Mia una vez más.
-Harry...-Sus dientes mordisquearon el lóbulo de su oreja antes de regresar nuevamente a sus pechos. Su mano ascendía por la textura suave de su vientre. Gimió al sentir las blancas y delgadas piernas de la joven enroscarse en torno a sus caderas para atraerlo hacia sí.
-Dios...Mia...-Gimió aún más fuerte al percibir la parte más húmeda y sensible de la joven rozar su erección. La castaña realizaba lentos movimientos circulares, sin llegar a penetrarse por completo. Aquella danza lo volvía loco. Disfrutaba de cada roce con un deleite inigualable. Y el hecho de que estuvieran en un lugar poco apropiado para disfrutar de aquel momento pasional, lo excitaban más.
{El cuerpo de Mia, sus gemidos, su sudor, sus besos, su aroma tan delicioso...Solo para ti.}
-Mia, te amo. -Miró sus rostro sofocado, sus labios hinchados, sus mejillas sonrosadas. Sentía sus delicados senos presionarse contra su pecho; su respiración acelerada, entremezclando sus alientos, creando una sola fragancia adictiva y deliciosa. ¡Tanto tiempo queriendo decírselo! ¿Debía ser de aquella forma? ¿A punto de conectar sus cuerpos de la manera más placentera posible, sobre su chaleco en el piso de un ascensor?
-Este es es un escenario poco común para declararnos...-Los movimientos de su cadera continuaban lentos. Sonrió ante la mirada intensa y lujuriosa de Harry, justo antes de atraerlo hacia ella para besarle con desenfreno. -Yo también te amo, siempre lo he hecho.

domingo, 24 de febrero de 2013

Capitulo uno.





Sábado, hoy es sábado. Por fin, después de una semana con exámenes, exámenes y más exámenes.

Me levanto de la cama a tropezones y voy al baño que hay en mi habitación. Miro mi cara en el espejo. Oh, dios que ojeras. Me quito la ropa poco a poco quedando como dios me trajo al mundo y me meto en la ducha. Pongo el agua como a mi me gusta, ni muy caliente ni muy fría. Relajo mí cuerpo gracias a esa ducha que tanto necesitaba. Me echo champú de coco en mi pelo y me lo aclaro. Salgo de la ducha y pongo una toalla alrededor de la cintura, seco un poco mi pelo y me visto. Unos pantalones de chándal, una camisa blanca y mis deportivas blancas. Salgo y cojo mi móvil. Una llamada perdida. Veo de quien es, Marie. Pulso el botón de devolver llamada y me lo pego a la oreja.

-Llamada telefónica.-

-Hola Niall, por fin despiertas.-Hablan por la otra linea.
-No me llames Niall por aquí, nunca.-Ordeno.-Llámame Edwin ya lo sabes.
-Vale, vale perdón señor Edwin.-Suelta una risa irónica esa señora tan odiada por mi y por todo el mundo.
-¿Qué quieres Marie?
-¿Tienes que venir a mi casa?
-Si, supongo, esta tarde me pasaré para ver a su hija.
-Bien, bien. Pues quiero que me hagas un trabajo.
-¿Qué trabajo?
-Hoy voy al banco, ya sabes. Quiero que entretengas a mis hijas Sidney y a Alison.
-¿Sidney?
-Si, mi otra hija.
-Esta bien. Después de comer iré. Adiós.

-Cuelgo.-

Dios, esta señora me da asco. No sé como me pude meter en todo esto.
Baje bajo y estaban mis padres y mi primo desayunando.

-Hola.-Les di un beso a cada uno y una colleja a mi primo.
-Hola hijo.-Hablo mi madre.-Ahí tienes el desayuno.-Señaló el microondas.
-Muchas gracias.-Fui hasta donde estaba mi comida lo abrí y tortitas. Que rico. Saqué el plato y lo deje encima de la mesa y me senté.
-¿Qué vas ha hacer hoy?-Preguntó esta vez mi padre.
-Pues no lo sé, supongo que por la tarde iré a casa de Alison y luego por la noche con Zayn y Harry.-Corto un trozo de mis tortitas y me lo meto en la boca.
-Bien.

El resto del desayuno lo pasamos en silencio. Cuando acabo dejo mis platos en el fregadero y me subo arriba de nuevo a mi habitación.

II Narra Sidney II

-¡Alison! ¿Dónde están mis botas?
-¡Y yo que sé!-La oigo decir desde su habitación.-Yo no me pongo de esas cosas, ya lo sabes.

Sigo buscando mis preciadas botas militares hasta que al final las encuentro debajo de mi cama. Me las pongo y bajo a desayunar. Cojo una manzana y me siento delante de la tele. No echan nada, guay y para colmo hoy viene el novio de Alison y no me puedo ir por la tarde, bien.
Me termino la manzana y subo a mi habitación. Me meto en el baño y meto mis dedos en la boca provocando que toda la manzana y todo lo que tengo dentro echarlo en el inodoro. Si, soy bulímica. Me doy asco, da asco mi cuerpo. Si, la gente puede decir que soy guapa, y estoy “buena” pero desde que soy pequeña, desde que se metían conmigo por ser una niñita de mama, siempre llevando cosas rosas, adornos rosas, parecía un nenuco. Cambié, cambié en todo, mi forma de ser, mi vestuario, en todo. Ahora soy fuerte, no lloro, nadie me ha visto llorar y mi vestuario, bueno…es funky, rock, lo que prefieras llamarlo.

Me levanté y me mire, sequé las lágrimas que caían por mis mejillas y salí. Cogí mi cámara de fotos y baje.

-¡Me voy!-Cogí mis llaves y salí de aquella casa llamada “hogar”.

Me fui a un parque que había cerca de casa, es muy bonito, siempre que quiero hacer fotos este es el lugar perfecto. Me adentré al parque mientras hojas verdes caían por los lados, me senté en el suelo apoyada en un gran árbol que había en el parque al lado de un lago donde siempre había patos pero hoy raramente no había. Estaba totalmente desierto, no había nadie jugando, ni niños, ni parejas paseando a sus perros ni siquiera ese señor mayor que se sienta al lado del lago dando de comer a los patos.
Saqué un cigarro de mi bolsillo y lo encendí. Primera calada, adiós nervios, adiós mundo. Me recosté mejor contra el árbol y seguí fumando hasta que una voz detrás de mi hizo que me asustara.

-Oh, dios. Que susto me has dado imbécil.-Alcé mi vista para ver al chico que había apoyado en el árbol.
-Lo siento, no pretendía asustarte.-Sonrió.-Me llamo… 

Prologo: Unbroken.


El saber que no conoces a las personas tal y como son puede afectarte de tal forma que puedes cambiar radicalmente. Opción uno, ser fuerte y salir adelante. Opción dos, ser un estúpido y dejarte vencer. En el caso de Sidney es la opción uno, fuerte, valiente como ella sola.
Sidney Williams una chica preciosa, muy ardiente la verdad. Rubia, de pelo largo y liso. Acostumbraba a usar maquillaje oscuro y algo rockero. En sí, es rockera. Fría y algo antisocial. Ama actuar, bailar y la fotografía. Había conseguido entrar a la escuela de artes de New York a los dieciséis años, cosa que solo pocas personas lograban hacerlo. El amor, no era lo que más le importaba, ella decía amar actuar y bastarle con eso ¿Vida perfecta? No, nada de eso. 

Sidney Williams:


Niall Horan:



Epilogo.


A veces no queremos ver las cosas como debemos, nunca vemos lo que “es”, pero muchas veces las cosas están ahí, mas nunca las veremos hasta que queramos.
Las respuestas a la felicidad son tuyas, pero si siempre te preguntas donde están nunca las encontrarás, pues necesitas abrir tu mente, dejarla divagar por lo más profundo de ti mismo y así encontrarás los pasos para llegar a tu objetivo y disfrutar de él.
No sufras por cosas que para ti no están ahí, pues en un abrir y cerrar de ojos, algún día las descubrirás, de una buena o mala manera.
“Sólo cierra los ojos, seca esas lágrimas, respira profundo y sonríe. Muéstrale al mundo quien eres, sólo siendo tú mismo, pues nadie te puede cambiar ni deprimir. 
Dios no comete errores, tú eres perfectamente imperfecto a tu singular manera. Ser diferente, te hace único”.
Sonríele a la vida, ella tiene muchos trucos para esconderte la felicidad, por eso no debes perder la fé, por eso debes intentar encontrarla a como dé lugar. 
Si la vida te quita algo, no llores por ya no tenerlo, sonríe porque alguna vez fue tuyo.
Recuerda y atesora tu pasado, vive y disfruta el presente, espera y crea el futuro pues aunque pierdas algo valioso, si fue tuyo volverá pero sino, significa que nunca te correspondió. A pesar de que en ocasiones, el destino puede más y aunque ese algo te corresponda, no te lo devuelve. 
Guarda esos recuerdos en un baúl mental, búscalos cuando sea necesario mas sobre todo, no preguntes: “¿Dónde está?”, sal y búscalo.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

¡ACABÓ! Oh dios, ya se acabó...me da mucha, mucha, mucha penita jupe...Espero que os haya gustado enserio...escribiré más novelas de Justin pero como también soy Nialler voy a empezar una con el. Ahora subiré el prologo y la introducción, espero que os guste amores. :)

Tuenti: Alexandra Williams Scott
Twitter: MiaBieber96

Muchas gracias enserio, gracias a las que habéis seguido mi primera novela. Os amo.

Capitulo veinte. FIN.



 –Él respiró profundamente, eran las 5:30pm, a las 6:00pm se llevaría a cabo la ceremonia de graduandos y a las 8:00pm se podrían ir al salón de baile, así que él le confesaría su amor ahora, y si su lengua no atrapaba a sus palabras, él le diría la verdad acerca de él y su vida, ese juego terminaría de una vez por todas.– Yo, hace mucho tiempo he estado sintiendo cosas por ti, pero nunca había podido decirlo, ya que he temido desde el momento en que supe que estaba enamorado de ti, que me rechazaras –Justin sabía cada cosa que Taylor pensaba de él, ya que ella siempre dormía y soñaba con él; él como todo ángel guardián monitoreaba sus sueños para saber cuáles eran sus temores, para salvarle de ellos–
— Yo…También siento cosas por ti, Justin –Le confesó ella, mientras se sonrojaba–
— Perdona mi falta de romanticismo, pero –Hizo una pausa nerviosa– ¿Me concederías el honor de hacerte llamar mi novia? –Ella no dijo nada, simplemente puso su mano la nuca del muchacho, lo acercó a ella y lo besó como si fuera su último beso–
— Te quiero, Justin –Ella esbozó una coqueta sonrisa, él sacó de su bolsillo un pequeño collar plateado, con un dije turquesa– ¿Y eso?
— Es para ti, quiero que te lo quites cuando me dejes de querer –Sentenció él y se lo puso a su amada en el cuello, definitivamente se veía hermosa con su vestido, pero el collar le ayudaba bastante.
— Supongo que nunca me lo llegaré a quitar –Le contestó ella, Justin sonrió–
— Me encantaría que así fuera –Suspiró pesadamente– ¿Vamos adentro?
— Vamos –Sonrió ella y le tomó de la mano–
Digamos que todo sucedió rápido. Los chicos y las chicas los felicitaron por su noviazgo y luego de unos minutos todos partieron camino a la escuela para recibir sus respectivos diplomas y bailar un poco.
Todos estaban felices por haber salido oficialmente de aquella secundaria que siempre marcaría sus vidas. 
Taylor y Justin bailaron largas horas, hasta que el reloj dio las doce en punto y aquel chico decidió decirle toda la verdad a la chica, toda la verdad sobre él.
— ¿Podemos hablar un segundo? –Ella asintió. Justin le tomó la mano y la llevó afuera, al jardín de la escuela. Como en toda novela o película romántica se sentaron en un banco con el manto de estrellas que les brindaba la noche sobre ellos y la luna de miel testigo. Él tomó su mano– ¿Recuerdas cuándo cada día te preguntabas por tu ángel guardián? –Le preguntó, mirándola directamente a los ojos–
— ¿Tú cómo sabes eso? –Ella se paró del banco y lo miró desconfiadamente–
— Porque yo soy ese por el que siempre preguntaste, yo soy quien, según tú, creía tener vacaciones –Ella retrocedió más, Justin se paró y la tomó de la cintura– No me temas, yo nunca te haría daño –Le dijo–
— Tú no me amas, sólo eres mi novio para protegerme. Cuando mis padres murieron no estuviste ahí. Nunca me salvaste de momentos dolorosos o vergonzosos –Protestó la castaña–
— Si te amo, y he condenado mi vida por ti. Mi deber siempre fue cuidarte, y así lo he hecho. Tomé mi forma humana el día en que naciste y hasta entonces te estuve buscando. Te encontré el día en que nos conocimos y desde entonces he estado para ti, cada minuto y en cada momento en que tú te haz deprimido.
— No te creo –Dijo ella con sus ojos llorosos– Me mentiste toda mi vida, ahora no creo que sea la excepción –Le gritó la chica mientras dejaba escapar algunas lágrimas–
— No te mentí, tenía que ocultarme para ayudarte –Le explicó–
— Si es así, ¿cómo se que realmente me amas? –Preguntó ella mientras lloraba– He perdido a cada familiar que había creído que me amaba, menos a mis padres, porque ellos si me amaban, pero ¿los demás? Eran falsos, así que ahora quiero que me digas, como creerte.
— Porque sé todo sobre ti, porque nunca te he lastimado, porque sé que no puedes decirme que no quieres mis besos ni siquiera en tus sueños, porque tú me amas tanto como te amo yo a ti. Porque en mi mente todo es sobre ti, porque prefiero condenar mi vida amándote en vez de ser inmortal…Y porque definitivamente, quiero besar tus labios cada vez que te veo, ellos siempre han estado en fuego –Justin se iba acercando lentamente a Taylor, hasta que el tiempo se congeló para todos menos para él y la misma voz de siempre, apareció–
— Rompiste las reglas, Bieber.
— Pero lo hice por amor –Explicó Justin–
— Eso no importa, sabías que no la podías amar.
— Nadie manda al corazón –Protestó Justin–
— Bieber, tú decides: Ella o tu vida –Él tenía dos opciones: La amaba a ella o moría. Moría como un mortal cualquiera–
— Ella. –Dijo decidido– Y antes de que me hagas cualquier cosa, sólo permíteme hacer lo último, cumplir mi deseo: Besarla –Rogó el castaño–
— Tu deseo es el único y último –El guía de Bieber desapareció, Justin volvió a su posición y antes de rozar sus labios con los de ella, el tiempo volvió a correr. Cuando estuvo a punto de besarla, se alejó un poco y contempló cada centímetro de su rostro–
— Amor, esta será la última vez que te bese; así que quieres que sigas adelante con tu vida y que siempre recuerdes que te amo y te amaré, donde quiera que esté.
— Pero, ¿cómo dices eso? Este no será el último, Justin, no lo será –Dijo ella y las lágrimas no tardaron en llenar su rostro–
— Eras tú o mi vida, te elegí a ti –Él la besó con pasión, amor y dulzura. Saboreó cada milímetro de sus labios y jugó levemente con su lengua, hasta que el oxígeno los traicionó y se separaron– Tú eres hermosa , te amo–Justin desapareció, él había muerto como mortal, sólo sería un ángel de ese día en adelante–
— También te amo, Justin –Susurró Taylor, miró al cielo y secó sus lágrimas– Te amaré donde sea que estés –Frente a los ojos de la castaña pasó un cometa, ella sonrió ampliamente– Siempre lo haré.

Capitulo diecinueve.


— Voy a buscar las cosas de mi casillero –Sonrió Bieber y se marchó. Todos fueron camino a su taquilla, necesitaban sacar sus cosas, ya no habrían más clases– Mierda –Susurró el castaño, no sabía que haría, él debía ganar la confianza de Taylor , sabía todo lo que le sucedía a la castaña pero en algún momento tendría que revelarle quien era. Suspiró pesadamente y abrió su casillero, casi muere de un ataque al corazón cuando vio que dentro estaba Él, su guía. El tiempo se detuvo para todos, menos para ellos dos, obviamente– Señor –Dijo Justin firmemente–— Justin–Contestó– Como te habrás dado cuenta, algo pasa con Taylor ha estado inquieta –Bieber asintió– Anoche sus padres se comunicaron con ella a través de sus sueños y aquella nota se que fue tu idea, sé que monitoreas sus sueños, Justin.
— Sí, lo hice para ayudar con su autoestima. Me he acercado a ella pero no tanto como para experimentar algún sentimiento hacía la chica –Mintió, experimentaba todo con tan sólo tenerla a cerca– 
— Recuerda que tu deber el cuidarla, no amarla. Cuando ella sea feliz, tú serás liberado. Si te enamoras quedarás condenado a llevar la vida que llevas. Pasa un buen día –Él se marchó y el tiempo volvió a su velocidad normal, dejando a Justin con la incertidumbre–
— Entonces mi condena es esta –Se auto-afirmó Bieber– El juego ha comenzado.



Hoy era el día, se graduarían.
Entre aquellas dos semanas que habían transcurrido Taylor y Justin eran cada vez más unidos, él sabía que la amaba y ella sabía que ese chico la traía loca, sólo un pequeño detalle, ella no sabía que Justin era quién se le declararía hoy, en la fiesta luego de la ceremonia.
Taylor había salido varias veces con Daniel, era muy buenos amigos, pero a ella no le interesaba para nada él. Ella amaba a Justin, lo sabía.
Justin la había invitado al baile y ella había aceptado. Logan y Caitlin irían juntos, al igual que Ryan y Payton. Chris iría con una chica que acababa de conocer, pero ya le había robado el corazón, Beverlly; mientras el rompecorazones Somers iría con Sam, la mejor opción que él nunca pensó usar.
Taylor decidió arreglarse. Se duchó y perfumó. Procedió a maquillarse mientras encrespaba sus pestañas y delineaba sus ojos de negro; decidió a aplicar rubor en sus mejillas y el labial rojo en sus tentadores labios delgados y jugosos.
Se puso un hermoso vestido color turquesa que acentuaba su cintura en un cinturón de piedras azules y violetas. Tomó unos tacones y un pequeño bolso del mismo color de las piedras violetas de su vestido, mientras se ponía unos aros plateados de aretes que hacían más notorios sus bellos ojos marrones.
Ella decidió dejar su cabello suelto, lo planchó y sonrió, se sentía y veía hermosa, más que nunca.
Bajó las escaleras para encontrarse con sus amigas, quiénes se veían mejor que nunca. Payton estaba irradiando felicidad de la mano de su precioso Ryan, al igual que Caitlin, que ni creía estar viviendo un momento tan bello.
Chaz besuqueaba a Sam, sí a Samantha; Taylor aún no creía que ellos fueran novios, pero las cosas llegan a cambiar y cambian mucho en dos semanas. Chris se encontraba abrazando a Beverlly, mientras le susurraba cosas al oído que provocaban que la rubia se sonrojase.
Por último, Justin. Él estaba ahí parado, mirando a Taylor sin creer que se veía tan perfecta. Se acercó a ella y le tomó la mano, la llevó al jardín y la miró directamente a sus ojos penetrantes.
— Taylor , yo debo hablar contigo –Dijo armándose de valor–
— Adelante, aquí estoy –Sonrió ella. El canadiense estaba tenso, se podría decir que casi temblaba del nerviosismo–
— Intentaré ser directo. 

jueves, 21 de febrero de 2013

Primera parte del relato [El ascensor Harry y tu].


Habían pasado ya cinco minutos desde que la luz del ascensor se había apagado ¡Que buena suerte! Estaba atrapado en este maldito ascensor, con nadie más que Mía. ¡Maldita sea!
Maldecía por la insoportable falta de luz. Maldecía por el irritante calor que había en todos los rincones de este pequeño lugar. Maldecía la hora que seguía avanzando con una lentitud intolerable. Maldecía a los técnicos por ser unos ineptos y no solucionar el problema.
-¿Puedes quedarte quieto por lo menos cinco segundos? Tus temblores me desesperan.-La voz cansada de Mía lo hicieron voltear hacia ella. Los destellos brillantes que liberaba su piel a causa del sudor parecieron cegarlo por unos instantes. ¡Maldita sea! ¿Debía ser ella la que estuviera ahí junto a él? No era sano para su salud menta, y menos con ese diminuto vestido blanco que se ceñía de manera magistral a su menuda figura.
-Quiero salir de aquí.-Exclamé exasperado.
-¿Y crees que yo no? ¡Llegaré tarde a mi cita!
-¿Vas a una cita?
-Sí -Fue una respuesta monótona.-¡Estos tacones me están matando!
Los temblores de mi cuerpo se intensificaron al notar la delicada mano de Mía posarse en mi hombro. Mía me miró con una extraña mueca. Se apoyó de la puerta cerrada del ascensor mientas se libreaba de sus zapatillas, pues, si buscaba apoyo en mi, lo más posible era que se cayera directa contra el suelo.
-Harry, ¿te sientes bien?
-Perfectamente -Respire hondo con la intención de calmarme. Mire a la Mía por escasos segundos -Flexioné mis rodillas hasta sentir mi trasero impactarse suavemente contra el suelo.
-Yo también. Estos zapatos me matan los pies.-Me esforcé pata no desviar mis ojos del techo. Sentí la figura de Mía sentarse frente a mi e imagine la altura en que le había subido la base de su vestido, mostrando más piel de la que debería.
Cerré los ojos. ¿Quién demonios me había dicho "Enamorate de Mía", "Desea a Mía", "Fantasea con Mía"? Nadie...En el corazón, ni en la mente...no se manda.
Años de amistad en los que esa chica ocupaba la mayor parte de mis pensamientos, y no precisamente como la hermanita de su amigo. ¿Qué pensaba ella?
"-Eres como mi hermana, Mía".
Eso se lo había dicho muchas veces, y él se recriminaba por ser un completo idiota. ¿No podía besarla y hacerle ver que no era su hermano?
-¿Con quién ibas a salir?-Pregunté tratando de cambiar de tema.
-Con Cody.
¡Maldito Cody! ¿No es que era su amigo?
Los minutos dentro de ese lugar continuaban avanzando con increíble lentitud. De vez en cuando, desviaba mis ojos del techo para observar mi reloj de pulsera. El calor aumentaba con el paso de cada segundo, por lo que me quité mi chaqueta.
-Harry...
-¿Qué?
-Nada -La voz de Mía sonó con un poco de inseguridad. En ese momento, la miré: Mía mantenía su cabeza apoyada en la puerta, cerca de los botones que marcaban los pisos del edificio. Había cerrado los ojos, seguramente por esa sensación de estar dopado por el calor.
No desaproveché la oportunidad de verla detalladamente, conduciendo mis ojos por el pecho de ella, y llegando ajusto a lo que yo nombraba "La Gloria". Pequeñas gotas de sudor resbalaban por su piel, y aquello sólo provocó que mi cuerpo se calentara más de lo debido, y no gracias al calor. Sus piernas estaban flexionadas una sobre la otra, adoptando la cómoda posición indígena. La belleza y hermosura de aquella chica me hicieron suspirar. Me encontraba ante la perfección en persona, al menos para mi.
-¡Maldición! -Exclamé al sentir cierta parte ubicada entre mis piernas tensarse y agrandarse. Tomé el chaleco que se encontraba junto a mi, y me lo puse con velocidad sobre mi regazo.
Observe de nuevo el rostro de Mía, la cual se encontraba aún con los ojos cerrados. Suspiró. ¿Que pensaría Zayn su se entera de las fantasías que anhelaba hacer realidad junto a su hermana? O, para decir mejor ¿Que pensaría ella?
"-Eres como mi hermano, Harry."
Esas palabras taladraban su cabeza hasta provocar una molesta jaqueca. ¡No era su hermano, maldita sea, NO LO ERA!
-Harry...
-Dime...-Mis ojos continuaban mirándola con ese reflejo de veneración y deseo.
-Hace mucho calor.-Mía puso su cabeza recta y me miró.
-Si...mucho calor.
-¿Por qué te tapas con eso?-La joven señaló la chaqueta que tenía sobre mis piernas, enrojecí sin podre evitarlo.
-Eh...pues...yo.-Tartamudeé.
-¿Porque tardan tanto en arreglar este problema?-Agradecí el que Mía cambiara de tema.
-Esto nos pasa por vivir en un edificio.-Reí para destensarme.
-Si, aun que me agrada, y más por el hecho de que eres mi vecino- Ella me sonrió abiertamente, y me perdí en la perfecta curva de sus labios rosas.
-Si, tu vecino...-Los temblores regresaron a mi cuerpo cuando sentí la figura de la castaña moverse para estar a mi lado. Ella enredó unos de sus brazos con el mio, y apoyó la cabeza en su fuerte hombro.
-Al menos estoy encerrada contigo.-Mis exhalaciones crecieron al sentir la respiración de Mía en mi oreja y parte de mi cuello. El bulto en mi entrepierna sin duda debía ser más notorio.
Los minutos continuaban avanzando; segundo por segundo. Imaginé la alegría que tendría si movía mi rostro tan sólo un poco, logrando rozar la boca de Mía con la suya por lo menos una fracción de segundo. ¿Ella lo rechazaría?
"-Eres como mi hermano, Harry. "
Maldicion, ¡No es tu hermana! ¡Maldita sea no lo es! Puedes hacerlo.
Mi conciencia actuó como un motivador profesional, y obtuvo buenos resultados.
Mi cabeza giró hacia la derecha captando el aliento de Mía ahora en su mentón. Bajé mi rostro unos milímetros y la besé.
Un simple roce, más inocente que los besos de niños, fue lo que pudo disfrutar. Mía se había movido rápidamente, rompiendo el cálido contacto. La miré.
-Harry...
-No soy tu hermano Mía. No lo soy.
Mía tomo mi rostro con cierta brusquedad y lo acerco a ella con notable desesperación. El choque de mis labios con los de ella la obligó a entreabrir la boca con velocidad. Bendije ese acto, y con el deseo ahora irradiando en cada poro de su piel, percibió la suave textura de la lengua de Mía entrar en contacto con la mia.
Si existían las incontrolables mariposas que revoloteaban en mi estomago con la velocidad de las alas de una libélula. El calor sofocante subió, más no era insoportable. La felicidad se acrecentó dentro de mi como un huracán dispuesto a destruir media ciudad. La exitacion en cada parte de mi cuerpo aumentó altamente.
Los delgados brazos de Mía se enredaron en mi cuello, mientras los míos se aferraron a su estrecha cintura. Ahora nos encontrábamos arrodillados, justo en el centro de aquel pequeño ascensor. Mis manos, anhelantes por recorrer caminos que deseaba explorar desde hace tiempo, despertaron del sedante que había producido el intenso vapor. Recorrí con lentitud la menuda espalda de Mía deslizando mis dedos por la suavidad de su cabello suelto. Su aroma a primavera fresa me hicieron suspirar dentro de su boca, y aquello ocasionó que el cuerpo de ella se apretara junto al suyo.
Ella gimió al percibir el duro contacto de mi entrepierna contra su vientre. Rompió el beso, y lo observo fijamente. Aquellos hipnotizantes ojos color verde me hicieron estremecer. Se mordió el labio inferior ante la visión de lo que podía suceder. Me miró, yo la admiraba como una vehemencia que provocó un suspiró de entre sus labios.
-No eres mi hermano Harry.

lunes, 18 de febrero de 2013

Capitulo dieciocho.


— Chicos, quizás no es el momento pero tengo que preguntarles algo –Dijo ella tímida– Es que encontré esta nota esta mañana y quería saber si alguno la dejó en mi cama —Ella mostró la nota ante los chicos, Chris negó con la cabeza al igual que Logan, Ryan se encogió de hombros, Chaz soltó un despreocupado: “no” seguido de Justin; en ese momento fue cuando el miedo empezó a carcomerla por dentro. Guardó el pequeño papel nueva vez en un bolsillo interno de su bolso– Bien –Dijo satisfecha y con cierto temblor en su voz–
— ¿Por qué lo preguntas? –Preguntó Chaz–
— Sólo quería estar segura –Le respondió–
Los chicos siguieron riendo junto a las chicas, pero Taylor estaba pasos atrás, pensando. Decidió sacar el papel para examinarlo mejor.
Metió una mano en el mismo bolsillo donde lo había guardado, buscó y buscó, no estaba. 
Trató de relajarse, pero no sería fácil. Respiró profunda y pesadamente, decidió olvidar la existencia de aquella nota y limitarse a seguir las instrucciones que esta le había dado, principalmente donde decía: “Sólo sonríe y recuerda que la persona que menos crees que es la correcta, es la que te hará feliz.”
— ¡Tay! –Gritó alguien, Caitlin– 
— ¿Sí? –Contestó saliendo de sus pensamientos–
— Llegamos –Dijo ella ligeramente emocionada–
— Último día –Suspiró Ryan–
— No puedo creer que al fin salgamos de esta cárcel –Sonrió Chris ampliamente–
— Yo no puedo creer que ya no veremos al profesor de gimnasia, el es sexy –Se lamentó Payton, Ryan la fulminó con la mirada, ella rió– Pero nunca más que Ryan–Torció los ojos divertida–
— Aún no estoy segura si debo estar feliz o nostálgica –Confesó Taylor – Digo, al fin saldremos de aquí, pero nunca más volveremos –Admitió y bajó su mirada–
— Linda, no te preocupes –Justin la abrazó, después de que Charlotte saliera de sus vidas eran como mejores amigos– Nada en la vida dura para siempre –Besó su mejilla–
— Lamentablemente –Suspiró sintiendo como la nostalgia se apoderaba de su anatomía, pues, ni siquiera la vida misma duraba para siempre y ella lo tenía bien en claro– 
— Las cosas son así, pero no debes sentirte mal por eso, no tienes la culpa –Le sonrió tiernamente, inspirándole confianza y protección– El destino sabe lo que hace, sino no estarías conmigo, los chicos y las chicas –Le animó Bieber– 
— Tienes razón –Sonrió ella, subió su mirada hasta encontrarse con el rostro del castaño y sus hermosos ojos color miel. Ella sintió esas cosquillas en el estómago, esa sensación a la que muchos llaman “mariposas en el estómago”, últimamente las sentía mucho cuando estaba cerca de Justin, pero ella no sabía si sólo le atraía el chico, le gustaba o estaba enamorada de él–
— Así que, sonríe –Besó su frente, ella maldijo para sí, hubiera deseado que sus labios hubieran estado ahí arriba. La tos de Chris los separó, ella miró a los demás; Payton, Chaz, Ryan y Chris llevaban en sus rostros unas miradas pervertidas y pícaras al ver como Justin consolaba a la pequeña Taylor, mientras que Logan y Caitlin disfrutaban enternecidos de la escena. Justin la soltó, ella maldijo para sí nueva vez y sintió como le ardían las mejillas, producto del calor que había subido a ellas– ¿Vamos a clases? –Sugirió el canadiense intentando desviar las miradas de ellos dos–
— Justin, ya dile que te gusta –Se carcajeó Ryan–
— Y Taylor , tú admite que mueres por él –Se burló Chaz.
Para ayudar a Justin y Taylor el timbre sonó, la castaña se dirigió a su casillero para buscar su ipod, allí lo había dejado; rápidamente lo sacó y se dirigió al salón de Francés, debía hacer su examen.
— O’ Conelle, llega tarde. Tomé su examen y siéntese –El profesor Pierre le entregó su examen, ella se sentó junto a Samantha y comenzó a llenarlo, fue una de las primeras en terminar–
— Aquí tiene –Le dio el examen al profesor y salió del aula–
Su día se pasó entre bromas de los chicos acerca de ella y Justin, su examen de Inglés, las risas de sus amigos y ellas, los planes que tenían para ese verano, su conversación sobre la graduación y el baile de la misma...
Sin darse cuenta ya su día, su último día había terminado, ella se mostraba feliz, todos lo estaban.
— Voy a buscar las cosas de mi casillero –Sonrió Bieber y se marchó. Todos fueron camino a su taquilla, necesitaban sacar sus cosas, ya no habrían más clases– Mierda –Susurró el castaño, no sabía que haría, él debía ganar la confianza de Taylor , sabía todo lo que le sucedía a la castaña pero en algún momento tendría que revelarle quien era. Suspiró pesadamente y abrió su casillero, casi muere de un ataque al corazón cuando vio que dentro estaba Él, su guía. El tiempo se detuvo para todos, menos para ellos dos, obviamente– Señor –Dijo Justin firmemente–
— Justin...


*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
¡Wow! No queda nada para que se acabe la novela y la verdad, me da pena que se acabe. Gracias, muchas gracias a las lectoras que habéis estado ahí siempre, siempre. Muchas gracias. 
En especial a Nadia Redondo que siempre ha estado ahí apoyándome a que siga esta novela. Te quiero mucho princesa.

Su novela: foreverandalwaystaylor.blogspot.com
Es genial, la recomiendo mucho. Es perfecta.
Twitter: @soyunpanbiebah
Ask: ask.fm/soyunbolibic96
Tuenti: Alexandra Williams Scott




Capitulo diecisiete.


— Buen día, princesa –Le saludó Chris con un beso en la mejilla–
— Hola Chris –Sonrió–
— Hola, bonita –La abrazó Ryan–
— Holi, Ryan–Le besó la frente la joven–
— Hola –Dijo Chaz mientras le lanzaba una mirada divertida– Al fin conozco tus rodillas –Rió. En efecto Taylo no era de las chicas que usaban vestidos, faldas o shorts. Raramente ayer se había puesto una falda, hoy un vestido, ¿algo andaba mal?–
— Idiota –Rió y besó la mejilla del ruliento–
— Hola, Taylor –Justin besó su mejilla, ella se sonrojó–
— ¡Uy, Taylor , que linda te ves así de roja! –Se burló Ryan mientras levantaba sus cejas rápidamente y le dirigía una mirada pícara a ambos chicos–
— Cállate –Se sonrojó más la muchacha y besó la mejilla de Justin– Buen día.
— Buen día, señorita –Sonrió Logan–
—Logan –Rió–
— ¿De qué tanto se ríen? –Preguntó Payton al bajar las escaleras. Ella llevaba su cabello suelto y ondulado, una blusa blanca que marcaba cada curva de su cuerpo, unos jeans negros rotos y ajustados, junto a unos tacones plateados– 
— De nada –Rió Ryan y le dio un corto beso– Buenos días, mi amor –Sonrió coqueto–
— Buenos días, mi vida –Rió ella y besó su frente–
Luego de un rato bajó Caitlin y empezaron a desayunar, hoy tendrían dos exámenes: Inglés y Francés, fáciles. Al terminar, Taylor subió a su habitación, ya que había olvidado su bolsa. 
— ¿Dónde mierda estás, bolsa desgraciada? –Preguntaba Taylor – Bingo –Sonrió cuando la vio, al tomarla un papel cayó de la nada, ella lo recogió– “Sólo sonríe y recuerda que la persona que menos crees que es la correcta, es la que te hará feliz. No dependes de nadie para reír, sólo tienes que ser tú. Atte: Dos personas que te quieren mucho. “—Leyó en voz alta. ¿Quién diablos había puesto eso ahí?–
Ella bajó las escaleras desconcertada y con el papel en la mano, sentía que algo raro pasaría, algo que nunca pensó posible, pero este era su último día y no lo desperdiciaría pensando en boberías.
— ¿Viste un fantasma o por qué esa cara? –Se burló Logan, ella sintió un escalofrío recorrer su cuerpo–
— Yo…Debo hablar con Caitlin y Payton –La castaña se fue hasta donde sus amigas, dejando a Logan muy confundido– Chicas –Payton y Caitlin la miraron– ¿Alguna escribió esto? –Les preguntó mostrándoles el papel–
— Yo no –Caitlin se encogió de hombros, Payton negó con la cabeza– ¿Por?
— Es que anoche tuve un sueño extraño y no había visto este papel, pero por algún motivo encaja con lo que anoche soñé –Murmuró asustada–
— Quizás Chaz o Ryan lo hicieron –Rió Payton– 
— No creo, pero les preguntaré –Sonrió Taylor –
— Se nos hace tarde –Gritó Logan saliendo de la cocina y abrazando a su novia por detrás– Vamos chicas –Sonrió y besó la mejilla de Caitlin–
Todos fueron a la puerta. Payton iba detrás junto a Chris. Luego estaban Logan y Caitlin, tomados de la mano, seguidos de Taylor quien iba delante de Justin.
Se fueron a la escuela caminando, pues al ser el último día querían disfrutar cada segundo de él. Nadie se quejaba, ni siquiera Payton y sus tacones. 
Todos iban riendo divertidos, todos menos Taylor. Ella iba sumergida en cada centímetro de sus pensamientos, en un mar de dudas y miedo. La sonrisa que llevaba cada día en su rostro y por la cual se caracterizaba no estaba ahí, ella sólo le daba vueltas al sueño que había tenido, era raro, pero más extraño fue la nota que encontró; recordó que debía preguntarle a los chicos sobre el pequeño papel, así que yo sacó de su bolsillo e interrumpió la risa de todos.
— Chicos…

domingo, 10 de febrero de 2013

Capitulo XVI:

—¡Tayor, mi vida!–La llamó su madre–
— Dime mami –Dijo la pequeña inocente mientras corría hasta la mujer de rubios cabellos y la abrazaba–
— Nunca olvides que te amo –Sonrió–
En ese momento la canción volvió a sonar (“Tu voz permanece aquí en un terrible dolor…Que no puede sanar, se siente tan real, hay tanto que el tiempo no borrará: Llora, tus lágrimas he de secar, grita, tus miedos he de ahuyentar, tomé tu mano al caminar; siempre tendrás, todo de mí”), el hermoso lugar donde ella se encontraba se convirtió en un cementerio, ella se convirtió en la joven que había sido hacía seis meses, quien vestía un vestido negro de mangas largas y de una falda que llegaba hasta sus rodillas, unos Flats blancos y un collar de perlas que adornaba su cuello. Tenía flores en sus manos y las dejaba sobre la tumba que llevaba escrito en su lápida correspondiente: “Anne Muñóz. 1970 – 2012”.
Luego se dirigió a la tumba de al lado, nueva vez dejó flores. Esta vez la lápida decía otra cosa: “Robert O’ Conelle. “Aunque la tierra y cielo deba mover, a mis familia nunca la dejaré de querer” – Autoría propia” 1968 – 2012.”.
Ella lloraba, tanto en aquella pesadilla como en la vida real. Hasta que todo cambió, ella volvió al prado, pero ya no era una chiquilla, era la misma joven que había perdido a sus padres seis meses atrás.
— Hija –Llamó la voz de su padre–
— Acércate Taylor –Dijo la voz de su madre–
La joven obedeció, sólo era un sueño, o eso pensó ella.
— Sigue adelante con tu vida –Le dijo su padre, Rober–
— No dejes que nadie te haga caer, siempre levántate y demuestra que eres una O’ Conelle, demuestra que tú eres fuerte —Sonrió Anne–
— Deslúmbranos día a día con tu belleza –Le pidió su padre–
— Deja de llorar cada noche –Ordenó su madre– Existe quien te puede hacer feliz, sólo abre bien ese par de ojos tan hermosos –Rió An, feliz–
— Siempre recuerda que…–Ambos difuntos se miraron– Te amamos –Dijeron al unísono– Esto es un tanto real, pero lo irreal es el hecho de que estás soñando. No tomes esto como un simple sueño cualquiera, te lo hemos avisado. Triunfa en tu vida y olvida a Alex, no dependes de él para ser feliz –Dijo Robert–
— Sólo te advertimos, nos podrás visitar cuando estés tan atrapada en el dolor como ahora, pero una vez que tu felicidad sea permanente tu vida cambiará radicalmente –Le dijo Anne– Y una última cosa, cada vez que alguien te trate cortantemente es porque te esconde algo, así que lucha por descubrirlo. No te des por vencida, porque así encontrarás a la persona que te mereces y esa persona te hará feliz hasta que ese cambio llegue a tu vida –Susurró Anne maternalmente– Te amo –Besó la frente de su hija–
— Lo mismo digo yo –Robert copió la acción–
Taylot gritó y despertó, se sentó en la cama mientras sudaba y lloraba. Definitivamente eso había sido raro.
Asustó a Payton y Caitlin, quienes despertaron y la abrazaron. Querían saber que sucedía, pero Taylor no estaba en las sanas condiciones para decirlo.
Ella se levantó de la cama y se duchó, recordando cada momento donde sus padres le hablaban y llorando por dentro como si algo se hubiera roto en ella.
Vio la hora, 5:00Pm, no era mal momento para levantarse.
“Pondré en práctica esos consejos, lo sueños existen, pero ese fue raro” —Pensó–, secó su cuerpo y caminó hasta el armario, elegiría su atuendo.
Un vestido de tirantes algo gruesos color negro, que le llegaba sobre las rodillas. Se puso sus tacones negros y se maquilló levemente, hoy no debía ir a trabajar y sabía de ante mano que no necesitaba maquillaje para ir a la escuela, pero este era su último año y ese era el último día de clases, el último viernes que viviría en esa secundaria…Estaba feliz.
Ella bajó rápidamente las escaleras mientras veía a Payton ponerse sus tacones y a Caitlin ponerse sus jeans ajustados. Los chicos estaban abajo preparando el desayuno, la buena noticia era que quién cocinaba era Logan, él no lo hacía tan mal como Ryan o Chaz.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
¡Mis vidas!
Que solo quedan 4 capitulos, estoy nerviosa hasta yo que ya sé lo que pasará JAJAJA no os olvidéis en comentar preciosas que si nos me da bajón, ju. :3
Pues eso, que os quiero mucho y que me sigáis en twitter es nuevo jer, jer.
@soyunpanbiebah
Gracias, os amo.

Capitulo XV:


Rápidamente ella se puso sus patines y yo le deseé toda la suerte del mundo, ella merecía ganar.
Nuevamente me llegó un mensaje, de Alex.
“De: Alex
Para: Taylor
Perdón”.
Mi furia creció, descarado.
“Para: Alex
De: Taylor
Vete a la mierda”.
Soy tierna, lo sé.
El concurso pasó como agua, como era de esperarse, ganó Sam. Luego de felicitarla, ella se fue a cenar con Joe y sus padres, yo me fui a casa. 8:30pm, genial.
Al llegar saludé a las chicas, lo chicos habían salido.
Me fui al living y terminé de estudiar todo lo que debía estudiar hasta que el reloj marcó las 9:30pm y los chicos no habían llegado. Me preparé un sándwich, me duché, me puse mi pijama, dejé la ropa sucia en el ducto de la lavandería, me cepillé los dientes, lavé mi rostro y justo cuando me iba a dormir, Chris entró a la habitación.
— ¿Cómo les fue? –Sonrió–
— Genial, Sam ganó –Sonreí–
— Me alegro –Rió– Buenas noches, pequeña –Besó mi frente–
— Duerme bien Chris –Reí–
Las chicas llegaron y se pusieron sus pijamas, se acostaron a dormir y yo hice lo mismo, feliz, pero aún así dolida porque sabía que mi sonrisa era momentánea, mi pasado aún me hacía sufrir y lo haría hasta que llegara esa persona que hiciera que yo cambiara de opinión, esa persona que encontrara la forma de borrar mi cicatrices con sonrisas y borrar mis llantos con risas.
En mi mente comenzó a sonar esa canción, la que había escrito.
“Tu voz permanece aquí en un terrible dolor
Que no puede sanar
Se siente tan real
Hay tanto que el tiempo no borrará
Llora, tus lágrimas he de secar
Grita, tus miedos he de ahuyentar
Tomé tu mano al caminar
Siempre tendrás
Todo de mí”.
Era la parte que se repetía dolorosamente, sin cesar.
— Voy a dormir y al diablo con lo que mi mente me diga, no soy títere de mis recuerdos –Murmuré para mí misma mientras cerraba pesadamente mis ojos–
—Narrador omnisciente—
Taylor cerró sus ojos de avellana y producto a su agitado día se durmió fácilmente, pero lo que ella no sabía era que al dormir sufriría más por sus miedos, que si estuviera despierta.
Todo comenzó con un simple sueño, en donde ella caminaba por una hermosa pradera de pasto verde, frondosos y grandes árboles y flores de mil tamaños y colores.
Ella iba caminando pacíficamente, riendo y jugando con mariposas, pero esa no era ella, era la niña que había sido hace más de cuatro años; esa era Anne O’ Conelle Muñóz, una infante de ocho años que disfrutaba de la vida que vivía con una pareja de padres ejemplares, un hermano cariñoso y unos tíos atentos (Mariatte y Collins, su esposo).
— ¡Taylor, mi vida!

domingo, 3 de febrero de 2013

¡IMPORTANTE! Nueva novela.

¡Hola! Bueno, hago esta entrada porque ya casi se acaba esta novela, jopetas. Y bueno, quería daros las gracias por a haber estado ahí desde el principio, muchas gracias.
Y bueno, como habréis leído algunas voy ha empezar una novela de Niall Horan y Sidney Willimas y pues bueno, ya tengo la sinopsis y me gustaría que me dijeseis que os parece, aquí esta:

El saber que no conoces a las personas tal y como son puede afectarte de tal forma que puedes cambiar radicalmente. Opción uno, ser fuerte y salir adelante. Opción dos, ser un estúpido y dejarte vencer. En el caso de Sidney es la opción uno, fuerte, valiente como ella sola.


Sidney Williams una chica preciosa, muy ardiente la verdad. Rubia, de pelo largo y liso. Acostumbraba a usar maquillaje oscuro y algo rockero. En sí, es rockera. Fría y algo antisocial. Ama hacer música y cantar. Había conseguido entrar a la escuela de artes de New York a los dieciséis años, cosa que solo pocas personas lograban hacerlo. El amor, no era lo que más le importaba, ella decía amar su música y bastarle con eso ¿Vida perfecta? No, nada de eso. 


Bueno, muchas gracias por vuestra atención preciosas. Un beso. :)

Capitulo XIV:

— Sólo me vengaré de ella será gracioso verla toda sucia, como una perra, como lo que es –Rió Charlotte– Hoy en el patio antes de que tenga su clase de música la veré sufrir y tú te encargarás –Le dijo a Natalia–
— ¿Cómo que yo? –Protestó la rubia sin comprender–
— Iré con Justin y le diré lamento todo, tú pasarás a su lado y dejarás caer tu pudín de chocolate, ella estará tan distraída al verme con Justin que se resbalará y ahí será cuando dejes caer la bandeja de comida sobre ella y yo bese al canadiense para hacerla sentir peor –Siguió hablando la pelirroja– Taylor no volverá a meterse conmigo, nunca –Salió del baño largando una carcajada y siendo seguida por Natalia–
— Idiota –Murmuré y salí del cubículo y me fui al salón de Español, dónde la clase fue extremadamente aburrida y me exoneraron del examen, ya que, por mis raíces latinas, hablaba perfectamente bien el idioma–
Entonces sonó el timbre del patio. 
— El juego comenzó –Soné fría y cruel, pero así me gustó. Me dirige a la cafetería y esperé a que llegara Justin, esto estaría bueno–
— Ahí está –Sonrió Charlotte, se retocó su labial rojo de perra y caminó sensualmente hacia Justin– Lindo, ¿puedo hablar contigo? –Justo en ese momento los miré como si estuviera “sumergida” en la escena, ahí comenzó todo cuando Natalia pasó a mi lado y dejó caer el puding de chocolate. Yo lo esquivé y caminé hacia ellos, Charlotte le estaba pidiendo perdón al chico. Natalia al ver que no funcionó su plan se me acercó y cuando yo estaba a mínimo dos metros de ellos, ella metió su pie ante los míos y yo me tropecé, pero lo gracioso fue, que mi bandeja de comida le cayó a Charlotte y Natalia sin fijarse a quien le lanzaba la comida, igual se la lanzó a su querida amiga– ¡Taylor , maldita zorra! Sé que esto lo hiciste apropósito –Dijo y empezó a llorar para hacerse la víctima frente a Bieber, quien era noble, pero no idiota– 
— Charlie, amor, oí todo tu plan en el baño, ¿crees que me vas a poner en ridículo? Con una O’ Conelle nadie puede, y menos cuando es como yo. Princesa, deja de llorar, que a nadie engañas, además fue tu gatita amaestrada que te lanzó su bandeja de comida, yo lo hice por error –Me encogí de hombros– Si quieres te guio hasta el baño, así te retocas tu maquillaje, porque con tus falsas lágrimas, ya se te corrió el rímel –Me burlé lo suficiente de ella, tomé mi botella de agua y mi bolso y me retiré de ahí seguida de Justin–
— ¿Qué fue todo eso? –Preguntó el canadiense–
— Verás…–Le conté lo sucedido en el baño–
— Comprendo –Rió mientras nos dirigíamos a mi casillero–
— Me iré a la enfermería –Le dije– 
— ¿Te sientes mal? –Se preocupó–
— No, diré que tengo migraña para irme de aquí. Iré a comer y estudiar una hora antes de lo que tenía previsto, así me dormiré más temprano y descansaré mejor –Sonreí–
— Ingeniosa –Rió– Mentir no es bueno –Cesó su risa–
— Lo sé, pero debo hacerlo –Besé su mejilla y me fui–
Al cabo de veinte minutos ya estaba otra vez sobre mi auto conduciendo hacia Burger King, donde comí una ensalada hawaiana y un vaso de coca-cola. Estudié más de la mitad del libro en sólo tres horas y me dirige a Pizza Hut para recoger a Sam, quien había almorzado allí. 
La dejé en el salón de belleza y le di indicaciones a la estilista de cómo debían ser su peinado y maquillaje. Pasé donde la modista y busqué su lindo vestido rosa y púrpura.
— ¿Sabe dónde puedo conseguir pantimedias? –Le pregunté a Madeline, su modista–
— En el centro comercial, señorita –Dijo como si fuero obvio, en realidad lo era–
— Gracias –Le sonreí y me encaminé hasta allá, no sin antes dejar el vestido en una bolsa en la cajuela del auto–
Compré las dichosas pantimedias y fui a una pequeña tienda del mismo centro comercial donde afilaron un poco las cuchillas de los blancos patines de Sam. Finalmente fui a recogerla al salón de belleza.
— Estás hermosa –Le sonreí–
— Me siento hermosa –Me sonrió de vuelta–
— Íbamos una hora atrasadas, es decir, eran las 5:40pm así que antes de subir al auto saqué el vestido de la cajuela, junto a las pantimedias y se los di. Ella, aprovechando que los cristales de mi auto eran oscuros, se cambió en la parte de atrás de este y llegamos a las 5:57pm al recinto.
Rápidamente ella se puso sus patines y yo le deseé toda la suerte del mundo, ella merecía ganar.