miércoles, 30 de enero de 2013

Capitulo XIII:



Tendí mi cama y llevé la pijama que había ocupada al ducto de lavandería. Desperté a Payton y bajé a la cocina, quise preparar el desayuno para compensar la cena de anoche.
Hice panqueques, zumo de naranja y galletitas de chispas de chocolate. Serví los panqueques en diferentes platos y los dejé sobre la mesa. 
Subí nueva vez a la habitación donde dormía y saqué de mi mesa de noche las llaves de la casa y las llaves mi auto, un Volkswagen Passat 2008, siempre me habían gustado, y luego de
algunos sueldos, me lo auto regalé.
Por segunda vez bajé las escaleras y me topé con la mirada de los chicos, quienes me abrazaron contentos.
— Están riquísimos tus panqueques –Dijo Justin feliz y besó mi mejilla–
— Amo tus galletas –Me abrazó Chaz como un niño pequeño–
— Tus galletas me hacen feliz –Sonrió Ryan y besó mi frente eufórico–
— No amaré nada más de lo que amo tus galletas –Gritó Chris–
— Tus panqueques me vuelven loco –Sonrió Logan–
Yo sólo reía ante sus comentarios, ellos eran muy graciosos.
Luego de quince minutos bajaron las chicas, a veces pienso que no me llevo tan bien con ellas como yo pienso.
Ambas se sentaron a desayunar y cuando todos terminaron, lavé los platos rápidamente mientras Caitlin los secaba y Payton los guardaba.
— Son las 7:00, chicas hay que irnos –Gritó Ryan–
— Ya vamos –Respondió Payton por nosotras–
Fuimos con los chicos y ellos me miraron de pies a cabeza. 
— ¿Por qué tan arreglada? –Preguntó Chris—
— Hoy debo acompañar a Sam al campeonato nacional, ¿por? –Pregunté–
— Curiosidad –Se encogió de hombros–
— ¿A qué hora vuelves? –Preguntó Logan–
— A las 9:00 pm –Respondí– Salimos de la escuela a las 12:00pm y a las 2:00pm debo dejarla en el salón de belleza, pasar por su vestido, ir a una tienda para cambiar las cuchillas de sus patines, pasar por unas pantimedias para ella, recogerla, llevarla al estadio, ayudarla a cambiarse y tranquilizar sus nervios. El campeonato comienza a las 6:00pm y termina a las 8:00pm, por lo que si todo sale bien Joe querrá ir a cenar y como siempre Sam y yo rechazaremos para propuesta porque mañana es Jueves y tenemos examen de Química para el cual no he estudiado pero lo haré mientras almuerzo –Sonreí, los chicos abrieron los ojos como dos platos y Caitlin rió ante su reacción mientras Payton los miraba divertida– Probablemente termine dormida a las 12:00pm porque sé que tendré que estudiar más, pero es mi trabajo –Suspiré–
— ¿Vas en tu auto? –Preguntó Chaz, yo asentí– 
— Ya me voy –Reí– ¿Vienen conmigo chicas? –Sonreí, ellas asintieron y salimos de casa. Subimos a mi auto y los chicos salieron para subir al auto de Ryan.
– ¿Les gusta Adele? –Pregunté–
— La amo –Sonrió Payton– 
— Es mi la mejor –Dijo Caitlin–
Yo puse mi CD de 21, nos la pasamos durante todo el camino cantando y hablando de babosadas.
Al llegar aparqué el auto y bajamos, todos se nos quedaron mirando. Fue como en las películas donde llegan las populares y todos babean por ellas, excepto porque no somos con exactitud “populares”, sólo somos chicas normales.
Acompañamos a Caitlin a su casillero y nos fuimos al salón de Biología para hacer nuestro examen. Ahí se nos unieron Sam y los chicos, todos teníamos las mismas clases.
Hice el examen, estaba totalmente fácil. Salí del aula y fui al baño, retoqué mi labial felizmente, escuché la voz de Charlotte así que entré a uno de los cubículos y me encerré en él. Ella iba hablando con Natalia, su mejor amiga, una hueca plástica. 
— Sólo me vengaré de ella…

domingo, 27 de enero de 2013

Capitulo XII:



— Hola Taylor, justo te iba a llamar para decirte que la salida se canceló, pero quizás otro día nos podemos juntar –Me dijo–
— Oh claro, no hay problema. Hasta luego –Reí–
— Adiós –Colgó–
Dejé de reír y me puse roja del enojo, estas cosas sólo me pasan a mí. Hasta las ganas de salir se me quitaron pero bajé las escaleras y al notar la mirada de los chicos sobre mí, abrí la puerta y dije:
— Adiós, ya me voy –Cerré la puerta y subí a mi auto, lo encendí y comencé a conducir hasta un parque que conocía muy bien, pero quedaba un poco lejos–
Al llegar aparqué mi auto y bajé de él, me senté en una banca y empecé a llorar.
— Dios, ¿por qué no puedo tener una vida normal? Así como las vidas de las demás chicas.
Lloré, lloré y lloré durante cuatro horas aproximadamente. Subí al auto y dentro de él tomé una servilleta con la que me removí el maquillaje; volví a casa a las doce y cuarenta y entré con los tacones en la mano.
Los chicos se iban a llevar un buen susto, tenía en mente varia bromas, pero sinceramente, la que más me tentó fue fingir una borrachera extrema, eso los asustaría mucho.
— Al fin llegas –Dijo Chris–
— Hahaha –Reí como borracha– Sí, por fin llegué –Volví a reír y a tambalearme un poco–
— Oh por Dios, estás borracha –Se alarmó Logan–
— ¿Borracha? –Reía y fingía que todo me daba vueltas– No, Hahaha –Cuando iba a subir la escaleras me resbalé y caí al suelo, estaba bien, pero aún así me hice la desmayada para asustar a los chicos–
— ¡Taylor! –Gritó Chaz–
Sentí como Justin me cargó y junto a los otros me dejaron sobre mi cama. Abrí los ojos de par en par, ellos se asustaron.
— Gracias por confiar en mí –Gruñí– Idiotas, ni siquiera bebí, ahora dejen sus celos y vallan a dormir –Los miraba mal– ¿Dónde están las chicas? –Pregunté–
— En la cocina –Contestó Ryan apenado– Buenas noches –Se levantó de mi cama y salió de mi habitación–
— Duerme bien y perdón –Dijo Logan y salió cabizbajo–
— Lo lamento –Salió Chaz–
— Disculpa –Susurró Chris y salió–
— Sueña con los ángeles –Dijo Justin, besó mi frente y me miró directamente a los ojos, poniéndome nerviosa– Sonríe, la vida es bella –Salió de mi habitación. Definitivamente él era raro–

5:00 am. Desperté. 
Me había dormido con el vestido y los tacones, cosa extraña ya que me incomodaba. 
Me levanté de la cama arrastrando los pies pesadamente, a esa hora nadie estaba despierto, todos se levantaban a las 5:15am o 5:30am, así que, feliz de la vida, me dirige al baño de la habitación y me encerró en este. 
Me miré al espejo, mis ojeras eran notables. Lavé mi cara y cepillé mis dientes hasta que al terminar me desvestí lentamente y entré a la ducha dando paso al agua tibia y remojando mi cuerpo en una lluvia artificial que me hacía sentir como nueva. Sequé mi cuerpo y me maquillé levemente, así lograría tapar mis ojeras. 
No llevaría mi mochila hoy, sólo tendría tres clases: Biología, Música y Español. Nunca bendije tanto a mi madre por haber sido puertorriqueña, ella era quien me había enseñado español y vaya que mi acento tampoco era de gringa, era de una latina cualquiera. A veces cuando me enojaba con Ryan le decía: “Pendejo” y él no entendía nada, así que técnicamente no podía defenderse, aunque tampoco lo estaba insultando de la peor forma, ¿o sí?
Hoy sería el campeonato de Sam así que debía estar allí. Debíamos ir al salón para peinarla y maquillarla. Luego pasaríamos por donde la modista para recoger el vestido y que ella se cambiara finalmente en la pista de hielo. 
Lo gracioso es que yo debía pasar por su vestido, dejarla en el salón, buscar una tienda para cambiar las cuchillas de sus patines y pasarla a recoger.
Escuché como Caitlin se levantó, así que con la toalla enredada en mi cuerpo, salí del baño le sonreí, ella hizo lo mismo. 
5:20 A.m. A vestirse.
Me fui al walk-in-closet y me vestí. 
Entré en mi cartera mi libro de Biología (que por algún motivo estaba en mi mochila), un paquete de chicles, mi billetera, mi permiso de conducir y tarjeta de débito de la compañía de Joe (¿Olvidé mencionarlo? Joe había procreado una compañía tras el primer triunfo de Sam, él sabía que ella llegaría lejos y que él tenía madera para ser su manager), mi estuche de lápices, mi iphone, mi ipod y mi bolso de maquillaje.

Miré a la cama de Payton y ella seguía dormida, reí.

Capitulo XI:


–Le gritó Justin quien salió de detrás de mí, seguido de Chris, Chaz, Logan y Ryan–
— Te arrepentirás –Le advirtió Logan severamente–
Luego de eso sólo debo decir que mi hermano quedó con un ojo morado, el labio roto y moretones en todos los lugares, yo terminé abrazada a Justin mientras él me consolaba y los muy idiotas mirones habían desaparecido. Sam había llegado y me había consolado igual hasta que paré de llorar y me fui al baño, me lavé la cara y al salir fui a mi casillero donde saqué algunos libros y los cambié por otros que estaban en mi mochila, hasta que al terminar, finalmente fui al estacionamiento, me despedí de los chicos y me fui con Sam a la pista de hielo, dentro de un día sería la competencia nacional y debía entrenarla.
Me puse mis patines desde que llegamos al igual que ella. Empezamos a calentar hasta que empezó la dura práctica por tres horas.
Joe y yo estuvimos hablando de los gastos por peinado, maquillaje y vestuario que tendríamos, serían alrededor de mil dólares, algo que estaba en el presupuesto de Joe.
A eso de las cinco de la tarde terminó la práctica y la charla, así que fui a Burger King y comí una hamburguesa rápidamente. 
Mientras comía mis papas felizmente, me llegó un mensaje:
“De: Daniel Smith
Para: Taylor
¡Hey! Llego en dos días, ¿puedes creerlo? Estoy emocionado :D”
Yo reí y contesté:
“De: Taylor
Para: Daniel Smith"
¡Qué bien, bobo! No espero para verte c:”
Apagué mi celular y mientras comía miraba al infinito, pensando en mi vida.
Las cosas no estaban tan mal, pero en realidad ahora que no viviría con mi hermano, quería vivir en un lugar con alguien más, simplemente en un departamento que no fuera sólo para mí, no me gusta sentirme sola…
Los chicos ya tienen su casa, así que con ellos no sería; tampoco con las chicas.
Quizás sería con Sam ya que ella vive con sus padres y se quiere mudar al graduarse; ella sería buena compañera.
— Idiota de mi corazón –Me llamó Sam– ¿En qué piensas tanto? –Preguntó–
— Tonterías –Reí–
— Mira al chico de allá, el de los pantalones negros y la camisa roja –Dijo ella pícaramente. Le eché un vistazo, no estaba mal, nada mal. Tenía unos ojos café claros, un tez blanca, labios rosados, cuerpo escultural, cabello sensual y mirada asesina; definitivamente estaba partible– 
— Está como para darle látigo toda la noche –Reí–
— ¿Toda la noche? Lo violaría por la eternidad –Reímos– ¿Y se le hablamos? –Mi risa paró de un momento a otro– 
— ¿Qué? –Contesté atónita–
— Lo que oíste –Ella se levantó de su asiento y me haló del brazo hasta el chico– Hola –Le saludó ella con una mirada coqueta–
— Hola –Le contestó él de igual manera–
— Te estuve mirando hace rato, pareces sociable –“Y latigable”, pensé– ¿Tu nombre?
— Derek –Sonrió galán– ¿Tú? –Preguntó–
— Samantha, pero dime Sam –Sonrió–
— ¿Y tú? –Me miró–
— Taylor –Contesté tímida–
Y así comenzó una extensa conversación donde reíamos, contábamos anécdotas de nuestra niñez, donde hablábamos de lo que queríamos para nuestro futuro, de nuestras experiencias…etc.
Increíblemente aquel galán de nombre Derek, cabello negro y mirada penetrante era excesivamente agradable; lo que tenía de sexy, lo tenía de interesante.
— ¿Me pasan sus números? –Nos preguntó. Tomé su celular y guardé mi número junto al de Sam, luego le pasé mi iphone y él grabó su número– Las llamo al rato, saldré con unos amigos y sería lindo ir con ustedes –Sonrió– 
— Sí, eso creo –Contesté–
— Estoy de acuerdo –Contestó Sam–
— ¿Alguien tiene la hora? –Pregunté–
— Sí, son las siete treinta –Me dijo Derek–
— Mierda –Dije, casi gritando– Me tengo que ir, adiós –Tomé mi mochila, me despedí de los chicos con la mano y salí corriendo en dirección a casa, los chicos me estaban esperando–
“Mierda, Mierda, Mierda” era todo lo que repetía en el camino. Durante el trayecto iba corriendo hasta que paré en una pizzería, compré tres cajas de pizza y volví a correr hasta que llegué a casa toda sudada a las ocho en punto.
— Llegué –Grité y entré a casa–
— ¿Por qué llegaste tan tarde? –Me interrogó Chaz–
— Es que Sam y yo nos quedamos mucho tiempo hablando, el tiempo pasó sin que lo notara –Le contesté y dejé las cajas sobre la mesa del comedor–
— Pudiste llamar, ¿no crees? –Le secundó Ryan, molesto–
— O al menos dejar un texto –Siguió Logan–
— Chicos, pero ya estoy aquí, no se preocupen –Dije–
— ¿Qué no nos preocupemos? Eres como nuestra hermanita, casi nos da un paro al ver que eran las siete y cincuenta y no llegabas –Me reprochó Chris–
— Pero sólo demoré una hora –Me defendí–
— ¿Estás segura que sólo estabas con Sam? Porque que sepamos con ella nunca “se te va el tiempo” –Dijo Justin haciendo comillas con los dedos–
— Bien, estaba con un nuevo amigo que nos invitó en un rato a una fiesta, ¿pasa algo? –Arqué una ceja–
— Sí, pasa mucho –Empezó Chaz– ¿Cómo se te ocurre pensar en salir con un desconocido?
— Además mañana tenemos clases –Siguió Logan–
— A ver, ¿me están prohibiendo verme con un amigo? Logan, tú –Lo señalé con mi dedo– Tienes novia y puedo significar lo que sea para ti, pero así como no me meto en tu relación con Caitlin, no quiero que te metas con mis amigos. Y tú –Señalé a Chaz de igual manera– Celas lo suficiente a tu hermana, así que no empieces conmigo. Voy a llegar temprano, a eso de las doce y cuando llegue me voy a dormir; estudié ayer para Biología –Gruñí y subí a mi habitación, los chicos se quedaron hablando abajo, no sé de qué–
Payton y Caitlin no estaban, quizás andaban en otra parte de la casa o no estaban en ella. Me metí a bañar, una ducha era muy relajante para mí en ese momento.
Salí con la toalla tapando mi cuerpo hasta el walk-in-closet y me dirigí al lugar donde se encontraba mi ropa y me cambié, definitivamente me había enojado con los chicos y esto de salir con Sam y Derek lo hacía más por venganza. 
Decidí llamarle a Derek para saber el lugar.
— ¿Aló?–Contestó el chico–
— Hola Derek, soy Taylor.

sábado, 26 de enero de 2013

Capitulo X: ¿Donde estás ahora?

¡ANTES QUE NADA!
Yo me esfuerzo en subir capitulo seguidamente para que vosotras podáis leer más rápido la novela y me cuesta, me cuenta mucho escribir, hay días que no tengo inspiración pero hago lo que puedo para que vosotras leáis el capitulo y ¿vosotras que hacéis? NADA, parecéis fantasmas y estoy harta, muy harta. Decís que la leéis pero no sé. Acabaré la novela por la gente que la sigue. Solo pido una cosa, que comentéis pero ni eso. La novela a voy ha acabar pronto, solo quedan unos 10 capítulos. Iba ha hacer segunda parte pero por lo que veo no, no la voy ha hacer. 
Hago una foto para ver quien lee y nada, es que ni en la misma foto os molestáis en comentar. Muchas gracias *ironía*. Bueno, ya tenéis otro capítulo, gracias por leer.
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Yo saqué mi cuaderno de bocetos de arte de mi casillero y la entré en mi mochila. No, no estoy loca, el cuaderno que entré en casa es en el que hago los bocetos para diseñar los vestidos de patinaje de Sam, pero el que saqué de mi taquilla es que uso para clases de Arte.
Cerré la pequeña puerta de metal y me fui al aula, me senté junto a Justin, delante de Ryan y detrás de Caitlin cuando justo sonó la campana y el profesor llegó al aula, nos repartió los exámenes y comenzamos a llenarlos, estaba extremadamente fácil. 
— Terminé –Dije y entregué mi examen al profesor, fui la décima del aula en terminar. Los chicos ya habían terminado pero yo quedé revisando mis respuestas–
— Bien señorita O’ Conelle, puede salir del aula o quedarse aquí hasta que el timbre suene para su próxima clase.
— Saldré. Gracias profesor –Sonreí, tomé mi mochila y salí del aula–
— Al fin terminas –Rió Caitlin–
— Estuve revisando –Contesté–
— No nos mientas, estuviste comparando respuestas con Kevin, ¿No es así? ¡NO! Jimmy Protested –Todos reímos, Ryan está loco–
— ¿Cómo les fue a ustedes? –Pregunté–
— Bien –Rió Justin y me abrazó por la cintura mientras estaba detrás de mí–
— She’s Mine! –Gritó Ryan y me abrazó, reímos otra vez–
— Primero Anne Bennett, luego tu relación con una tal…—Fingí no recordar a la chica–Elizabeth Murray–Dije dramáticamente– Ryan Butler, soy tuya pero a la vez soy tu amante y por mucho –Agregué haciéndome la sufrida. Reímos–
— Touché, te engaño, pero aún así te amo –Reímos un poco más–
— ¿Vamos al salón de Arte? –Preguntó Justin al escuchar el timbre sonar–
— Sí –Sonreí y tomé un poco de agua de la botella que había sacado del refrigerador esta mañana–


Todos nos dirigimos hasta el dichoso lugar. Nos sentamos en parejas, Ryan y Bieber, Caitlin y yo.
La clase pasó como agua o al menos así la sentí yo. Así la sientes cuando te la pasas pensando en tu vida personal en mitad de las explicaciones de un profesor. Según me explicó Caitlin teníamos que hacer un dibujo de cualquier cosa, yo simplemente miré al infinito toda la clase y cuando el profesor pidió nuestras obras, yo arranqué una de mi cuaderno, un abstracto, y se lo entregué. Oh sí, me sentí Picasso.
Al compás del timbre de receso y a la vez salida se movieron mis pies, llegué a la cafetería escolar, hice una fila sin fin y tomé un muffin de chocolate y otra botella de agua.
— ¡Taylor! –Me llamó Chaz–
— ¿Sí? –Contesté–
— ¿Vuelves a casa? –Me preguntó–
— Ahora no, voy de compras con Sam y luego vamos a trabajar. Llegaré a casa a eso de las siete; yo preparo la cena –Reí– 
— Está bien –Rió el también– ¿Te sientas con nosotros? –Preguntó Justin–
— Es difícil decir que no, pero hoy me sentaré con Alex, Chad, sus demás amigos y la porristas –Torcí los ojos–
— Si tanto te molesta, ¿por qué vas con ellos? –Me preguntó Payton–
— Pues porque Alex es mi hermano y hace mucho tiempo que no comparto ni un segundo con él. Lo extraño de cierta forma; sólo estoy con él un día a la semana en los recesos y los sábados a veces almorzamos juntos, pero no es lo mismo, así que iré con ellos –Bufé–
— Suerte, enana –Rió Ryan–
Sí, evidentemente lo notaron, mi hermano es “popular”, es parte del equipo de futbol americano y por eso las porristas corren por esos chicos. Se podría decir que yo podría ser una de ellas, pero yo prefiero seguir siendo una chica común a ser como una de esas plásticas que sólo buscan sexo. Eso de que hay porristas inteligentes sólo se da en oportunidades de una en un millón.
Respiré profundo, entré mi muffin en su envoltura en mi mochila y tomando agua me dirigí a la mesa. Las porristas me miraron con asco, los amigos de mi hermano con deseo, Chad de una manera graciosa y mi hermano feliz.
— ¡Taylor! –Me abrazó– ¿Cómo has estado? 
— Bien –Le sonreí– 
— Ash, idiota tu día con él es el Viernes, donde la gente casi no nos mira –Gruñó una morena de ojos azules–
— Exactamente pendejita –La secundó una rubia–
— Nos avergüenzas, asquerosa –Siguió una castaña–
— ¿Alex? –Lo miré esperando que me defendiera, yo ya tenía la vista nublada y la voz cortada–
— Ellas tienen razón Taylor, debes irte –Me miró–
— Eres un imbécil –Le dije mirándolo a los ojos. Levanté mi mano para abofetearlo, pero por respeto, no lo hice–
— ¿Un imbécil? ¿Quién cuidó de ti por seis meses hasta ahora? –Gritó delante de todos. Rápidamente se formó un círculo alrededor de nosotros–
— ¿Seis meses? ¡Ni siquiera lo lograste por dos, idiota! ¡Nos embargaron y llevo cuatro meses viviendo sola con mis amigos! –Le grité más fuerte– ¡Durante los dos meses que pasé contigo eras extremadamente tierno, y aunque a veces escuchara tus gemidos por lo que te hacía una de esas perras –Señalé a las animadoras– aunque tuviera que limpiar todo luego de una de tus fiestas o tuviera que llorar por ser un estorbo en tu vida nunca me importó! ¿Sabes qué? En un mes de mudas solo, yo no voy a volver a vivir con alguien como tú –Grité más fuerte que nunca aún conteniendo las lágrimas que mis ojos retenían; todos los de los alrededores gritaban “ooooohh” o “¿Vas a dejar que tu hermanita te diga eso?”. De la nada sentí un fuerte ardor en mi mejilla izquierda, el dolor se apoderó de mí, Alex me había pegado– ¡Desgraciado mal nacido! –Le grité, no le iba a devolver el golpe, si lo hacía el seguiría golpeándome–
— ¿Cómo te atreves a ponerle la mano encima? 

jueves, 24 de enero de 2013

Capitulo IX:

— Pues te vine a despertar –Rió y bajó de mi cama– Son las 6:40 am y sólo tienes veinte minutos para arreglarte –Pausó– Por cierto, Chris se está duchando en el baño de esta habitación desde hace cinco minutos, por lo cual quiero que te quede claro que saldrá cinco minutos antes de irnos –Rió aún más divertido que antes–
— Vete a la mierda, Somers –Reí y él salió de mi habitación. Caitlin y Payton al parecer se habían ido a desayunar–
Al parecer debía apurar a Chris porque sólo se duchaba en mi baño cuando el baño de los chicos estaba siendo usado por alguien; duraría mucho tiempo ahí dentro, pff…maldito vanidoso.
Me levanté de la cama, la tendí y fui a tomar mi mochila, sólo dejé dentro los libros de historia, biología, los respectivos cuadernos de las mascotas mencionadas y el estuche con mis lápices, bolígrafos, sacapuntas, gomas de borrar y mi pequeña regla.
Entré en un bolsillo mi bolso de maquillaje, mi cuaderno de bocetos, mi iphone y mi ipod; en mi casillero estaban mis patines de hielo para la práctica de hoy, luego de la escuela iría a trabajar con Sam. 
Saqué la ropa que me pondría y como Chris aún no salía del baño supe que hoy mi desayuno sería un barra de cereal y que estaría condenada a beber algo en la escuela. 
Sólo faltaban diez minutos para irnos, así que decidí bañarme en el baño de los chicos. Tomé mis prendas y hasta allá me encaminé.
Ya todos estaban listos a excepción de Chris y yo, así que cerré la puerta con seguro y empecé a desvestirme hasta quedar como Dios me trajo al mundo dentro de la bañera sintiendo como las gotas de agua corrían por mi desnudo cuerpo.
Al terminar miré a mi alrededor.
— ¡Mierda! –Susurré– Olvide mi toalla. 
Esperaba que mi celular estuviera en el baño y para mi suerte así fue, así que le envié un mensaje a Logan para que me llevara una toalla al baño y milagrosamente así lo hizo.
Fue sencillo ya que Caitlin entró junto a él y yo estaba detrás de la negra cortina de la bañera mientras el castaño dejaba la toalla sobre la tapa del inodoro.
Suspiré y me sequé, luego me cambié de ropa y salí del baño muy avergonzada. 
— Buen día Taylor–Me saludó Justin con un beso en la mejilla seguido de Chris quién milagrosamente estaba listo a tiempo–
— Hola bobos –Los despeiné a ambos mientras reía–
— Es hora irnos, llegaremos tarde –Dijo Logan viendo la hora en su reloj de muñeca–
— Bien –Dijo Chaz. Yo fui a la cocina y tomé una botella de agua y una barra de cereal para desayunar en el camino a la escuela–
— ¿Vamos caminando? –Preguntó Ryan–
— ¿Bromeas? Llegaremos tarde –Intervino Logan– Vamos en mi auto.
Todos subimos a la camioneta de Logan, era fácil acomodarnos pues esta contaba con tres filas de asientos.
En el asiento del polito iba Logan y a su lado Caitlin, Caitlin iba cantando lo que en la radio sonara mientras Logan llevaba la mirando fija hacia el frente; Detrás iban Chaz, Ryan y Payton haciendo bromas y en la tercera fila estábamos Chris, Justin y yo, ellos iban hablando de tonterías mientras yo me limitaba a reír y comer mi barra de cereal tratando de no ahogarme. 
Logan aparcó el auto y bajamos de él, yo lancé un leve suspiro al ver la escuela nuevamente.
Me despedí de Chris, Payton, Chaz y Logan, ya que tenían diferentes clases, me fui a mi casillero y quedé en encontrarme luego con los chicos en el salón de Historia para nuestro examen. 
— ¡Tay! –Gritó Sam y me abrazó–
— Hola Sam –Reí y correspondí su abrazo–
— ¿A qué clase vas? –Me preguntó–
— Historia, ¿tú? –Le pregunté–
— Arte –Rió– Pero luego me toca Historia y el maldito examen de final de año –Bufó–
— A mí me toca Arte después, lo cual es lógico porque cuando hay exámenes sólo imparten dos materias por día, nos dan receso y nos vamos a casa –Reímos–
— Recuerda que debes ir a trabajar –Me dijo–
— Sí, dos horas después de salir de aquí, así que podemos ir al centro comercial más o menos una hora y luego vamos a almorzar durante treinta minutos para finalmente dirigirnos a la pista de hielo, ¿no? –Le pregunté, ya había formado mi agenda mentalmente–
— Sería genial, hoy vine en mi auto así que es un punto a nuestro favor –Rió–
— Exacto –Sonreí–
— Nos vemos luego, debo irme a buscar algo en mi taquilla antes de toque la campana –Sonrió–
— Hasta luego, tonta –Reímos–

lunes, 21 de enero de 2013

Capitulo VIII:

Yo planeo estudiar diseño de modas mientras sigo con mi trabajo de asistente de Joe/Entrenadora de Samantha. ¿Los chicos? No sé qué harán, pero Payton firmó un contrato con una empresa de modelaje y Caitlin firmó un contrato con una academia de baile, dejaría el estudio donde trabaja y sería instructora de medio tiempo allí, mientras estudiaba baile profesional en la Universidad.
Charlotte viene todos los días a “estudiar” con Justin ya que estamos esta semana en un período de exámenes pues tendremos dos semanas de vacaciones antes de la graduación mientras preparan la escuela para ese día. De igual forma me pregunto que estudia Charlotte con Justin, al final de cuentas sólo los veo besándose, eso duele, duele mucho.
Yo aún me sigo preguntando por mi ángel guardián, me sigo preguntando si cree que le he estado dando vacaciones o porque nunca me salva de momentos vergonzosos o dolorosos.
— Taylor –Me llamó Charlotte– ¿Acaso no me escuchaste? –Preguntó con su voz chillona–Cuando te dije que me trajeras un vaso con agua te dije que me dieras el agua con la temperatura cálida, así temperatura medio ambiental y aparte te dije dos –Hizo énfasis en “dos”– Cubos de hielo, así que vuelve por donde viniste y tráeme lo que te especifiqué.
Un silencio incómodo se formó en aquel living mientras todos miraban mi expresión de rabia. Ella me tendió el vaso de cristal, el cual, al tomarlo, rompí con mi mano izquierda a causa del enojo, provocando algunas cortadas en mi mano y muñeca.
Todos, sorprendidos, me miraron.
— Maldita perra, rubia teñida, extensiones mal puestas, vete a la mierda y déjame vivir tranquila, eres una malcriada, insoportable, estúpida sin remedio, ¿Quisieras dejar de molestar en este lugar? Me tienes cansada con tus rabietas de niña consentida y todas las cosas que quieres que te aguantemos nosotros, pero ¿te soy sincera? El único capaz de eso ha sido Justin porque es una persona con un excelente corazón, la cual se merece algo mejor que una plástica como tú, muchas tetas y trasero no compran la inteligencia, eres solamente una cara boni…¿Qué bonita? De bonita no tienes ni la “b” pareces un conejo con dientes inmensos y nariz de elefante, no sé como todos te han soportado tanto tiempo, pero no soy tu mucama y ya exploté, sólo estás con Justin porque él no te ha dado sexo, porque él se respeta y no quiere a una prostituta como novia, pero dime, ¿Con cuántos te vas a ver cuando salgas de aquí? ¿Con cuántos te acuestas en una semana? No eres más que una ramera, y ¿Sabes qué? Quizás este no sea mi hogar pero sé que aquí no son bienvenidas las zorras, así que –Con mi mano derecha abrí la puerta, para no lastimarme más la izquierda– Puedes regresar de donde viniste, que ni siquiera llega a ser la casa más bonita del barrio más pobre de África –Concluí dejando a todos atónitos–
— Justin, amor ¿Vas a dejar que esta me hable así? –Preguntó indignada–
— Esta tiene nombre y apellido: Taylor O’ Conelle, la única que ha sido suficientemente mujer para ponerte en tu lugar, perra barata –Abrí más la puerta– Aún espero tu salida
— ¡Justin Drew Bieber, salgo de aquí hoy y tú y yo terminamos! –Le gritó al castaño–
— Pues da por terminada esta relación, porque tú de aquí te vas –Le respondió en un tono cortante–
— ¡Eres un completo idiota! –Le gritó y se paró en la puerta–Y tú –Me miró– Esto no queda así, imbécil –Salió de la casa hecha una furia–
— Taylor, eres mi ídolo –Dijo Sam seriamente, todos reímos–
— Justin, lo siento –Lo miré–
— Ya le iba a cortar –Me encogió de hombros– Además fue más divertido ver como tú le decías todo eso a la cara –Rió divertido–
— ¿Estás consciente de que tu mano y muñeca sangran a cantaros? –Preguntó Logan, preocupado–
— Al diablo –Reí– ¿Dónde hay alcohol? –Pregunté–
— Iré por el botiquín –Se levantó Chris y fue al baño de arriba–
— Yo limpiaré los vidrios –Rió Chaz y empezó a recoger todo–
— Así que ¿Tengo excelente corazón? –Me miró Justin, yo sólo sentí el rubor subir a mis mejillas.
— Siempre estás ahí cuando te necesito, por eso creo que sí lo tienes –Sonreí y Chris llegó con el botiquín en la mano–
— Empecemos –Me miró aceptando aquel desafío y empezó a curar mis heridas, al primer contacto del alcohol con mi piel me estremecí y unas cuantas lágrimas empezaron a salir de mis ojos, pero Justin, como siempre, tomó mi otra mano y la apretó levemente recordándome que él estaba ahí, para mí–
Cuando Chris terminó yo tenía mi mano y muñeca vendadas, Chaz había recogido todos los cristales del suelo y nosotros seguimos estudiando Historia.
— Odio historia –Dijo Caitlin dejando de lado su libro–
— ¿Qué tal si lo hacemos más divertido? –Propuso Ryan–
— ¿Cómo? –Preguntamos Logan y yo–
— Haremos un juego, las tres primeras personas en juntar cinco respuestas correctas sobre preguntas sobre las clases de Historia enviarán a tres personas más para ser sus esclavos por una semana
— Interesante –Sonrió Sam–
— Soy bueno en historia –Rió Chaz–
— Estoy jodida –Admití al tiempo en que los demás reían ante mi reacción– Bien, yo haré las preguntas –Me ofrecí–
— Comienza –Dijo Payton–
— ¿Cuándo comenzó y cuándo terminó la Revolución Francesa? –Pregunté, Logan dijo–
— Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
— Correcto –Sonreí– ¿Cuáles fueron las trece colonias de Norteamérica?
— Nuevo Hampshire, Massachusetts, Rhode Island, Connecticut, Nueva York , Nueva Jersey, Pensilvania , Delaware, Maryland , Virginia, Carolina del Norte , Carolina del Sur y Georgia –Contestó Sam–
Y así continuamos hasta que misteriosamente los ganadores fueron Caitlin, Ryan y Chris mientras cada uno eligió a su esclavo/a. Caitlin eligió a Sam y la hizo ordenar sus zapatos por orden de color diciendo que sólo quería verla “sufrir” y ponerle una tarea boba, Ryan eligió a Chaz y lo hizo cocinarle galletas, las cuales quedaron del asco, y por último Chris quien eligió a Justin y lo hizo bañarlo...”Gay” lo llamamos todos al tiempo en que reíamos de él.
Increíblemente nos aprendimos todo, fue fácil y divertido, incluso empezamos a estudiar para Biología, el examen del miércoles lo cual estuvo fácil y terminamos extremadamente rápido, mañana no tendríamos que estudiar, sólo repasar.
Nadie quería lavar los paltos o cocinar, así que ordenamos pizza aún sin importarnos que fueran las 10:00pm y el repartidor debía estar cansado.
Fui la primera en terminar de comer, les di a todos las buenas noches y subí mi habitación, me duché, cepillé, fui al walk-in-closet y me puse mi pijama. Al salir de él estaban las chicas hablando y viendo tv sentadas sobre el pequeño sofá de tres personas que en esa “mini-suite” había.
— Buenas noches –Les dije y sonreí–
— Buenas noches –Contestaron al unísono mientras yo me metí bajo las sábanas de mi cama, me arropé hasta la cabeza y quedé dormida sobre aquella cama hasta la mañana siguiente cuando Chaz me despertó–
— ¡Despierta Taylor! –Gritaba mientras saltaba DESNUDO en mi cama–
— ¡¿Qué mierda haces desnudo?! –Le grité al despertar. No me malinterpreten, no vi “esa” parte de su cuerpo, él estaba de espaldas, o sea que sí vi su trasero, pero NADA más–

Capitulo VII:

— Disculpa pequeña, te estuve observando desde hace mucho tiempo pero lo que sucede es que desde hace tres semanas he estado necesitando una patinadora como tú. Verás, mi hija Vanessa se esquinzó su tobillo izquierdo y tenía que ir a un concurso intra-colegial para pasar a un concurso nacional del cual pasaría al mundial con pre final y final, pero al tener su tobillo en esa condición no podrá, así que en su escuela me pidieron que consiguiera a una sustituta. Esta es mi tarjeta –Me dio una tarjeta con su número telefónico y su nombre: Joseph Gillette– Si aceptas mi propuesta yo sería tu representante y tendría el 20% de tus ganancias como patinadora profesional. Harías practicas aquí mismo todos los días desde las cinco en punto hasta las siete –Hizo una pausa– A todo esto, ¿Cómo te llamas? –Me preguntó–
— Soy Taylor O’ Conelle –Contesté–
— ¿Piensas sobre mi propuesta o me das tu respuesta ahora? –Me preguntó–
— Verá, lo mío no es el patinaje; me gusta, pero no es exactamente lo que amo hacer. Quizás le llame después, pero dudo mucho ser la persona a la que está buscando –Contesté–
— Esperaré con ansias su llamada en caso de un sí –Sonrió y desapareció tras la puerta de salida–
— ¿Patinar? ¿Yo? –Reí– Lo mío es el diseño de…–Callé– Ropa, ¡Eso es! ¡Taylor O’ Conelle, ¿Qué no puedes ser más inteligente?! –Exclamé, me saqué los patines velozmente, los devolví al kiosco y descalza salí corriendo tras aquel hombre– ¡Señor Gillette! –Grité unas dos veces hasta que él volteó y me miró–
— ¿Sí? –Dijo–
— Lo pensé
— Te escucho –Me contestó–

(4 meses después)
Oh Dios, cuanto ha sucedido.
El señor Gillette y yo ahora somos socios, mi propuesta hacía él fue que conseguiría a una patinadora mejor que yo para él, ayudaría a entrenarla, diseñaría sus vestuario, y cubriría sus gastos de peinado y maquillaje siempre y cuanto recibiera el 30% de sus ganancias que equivaldría a algunos 5,000 dólares mientras él poseía un 35% y la chica (cuyo nombre era Samantha y había conocido a los catorce en un viaje a Los Ángeles que tuve a causa de unas vacaciones con mi tía Camille) recibía la misma cantidad que Joe.
Sam se ha convertido en mi mejor amiga, es increíblemente divertida, sincera, confiable, anormal y simpática; la quiero un montón, menos cuando me pide ayuda con la tarea de matemáticas, ninguna de las dos entendemos nada, así que se me complica todo cuando tengo que ayudarle. Ella se mudó en Londres cuando tenía dieciséis y llegó a la misma escuela donde estudio, la escuela de la calle #13, el único problema es que como tenía sus amigas nunca nos hablábamos, además, sólo teníamos una clase juntas para ese entonces: Historia; ahora tenemos juntas: Matemáticas, Historia, Español e Inglés.
De paso se lleva muy bien con los chicos y con Payton y Caitlin, cosa que me alegra. Por cierto, aunque no lo crean Justin empezó a salir con la rubia de aquel beso que me había destrozado el corazón, su nombre era Charlotte, una chica con corazón de hielo que sólo alguien como él podría amar. A ninguno de los chicos o las chicas les agrada Charlotte, es demasiado egocéntrica, vanidosa, celosa e insoportable, el otro día casi me da una cachetada por haber recibido un abrazo de Justin que él mismo me había dado sin que se lo pidiera; definitivamente si me tocaba un pelo mi lado salvaje dejaría su hibernación y sin importarme nada la hubiera dejado en silla de ruedas de por vida, maldita zorra.
¿Saben el motivo específico por el cual la odio? No únicamente por su manera de comportarse, sino porque noté que aún siento cosas por aquel castaño; curiosamente él ha intentado acercarse más a mí, pero no lo he permitido, sólo quiero olvidarlo y ser su amiga dificulta mis deseos.
Alex se pasaba todos los recesos conmigo pero eso acabaría pronto porque en un mes aproximadamente nos mudaríamos juntos nuevamente en un departamento a dos esquinas de la casa de los chicos y tres cuadras del departamento de Chad.
¿Recuerdan a Daniel? Pues él y yo seguimos mandándonos textos varias veces, el chico me agrada un montón. El caso es que viene este verano, aún no espero que terminen las clases para verlo otra vez, debe de estar muy cambiado, en un año pueden pasar muchas cosas.
Yo había cumplido mis dieciocho la semana pasada, específicamente el día veintiuno de febrero; lo celebré en grande en una discoteca junto a las chicas, hicimos de todo (No me malinterpreten, lo peor que hice fue quedar borracha, al igual que Payton y Sam, Caitlin tomó, pero no mucho), sólo que fui un día antes con las chicas, entiéndase el veinte, mientras el veintiuno fui a jugar bolos con los chicos, las chicas, mi hermano y Charlotte. Todo iba muy bien hasta que Charlotte “accidentalmente” dejó caer la bola de boliche a centímetros de mi pie. Juro que ella, por dentro, maldecía los milímetros que quedaron entre la bola y mi pie.
En exactamente tres semanas nos graduamos de la escuela, de nuestro último año.
¿Qué haremos con nuestras vidas?

Capitulo VI:

— Me caí el escenario, caí sobre otro participante, me rompí un pierna y nos descalificaron a ambos –Me sonrojé un poco más mientras Payton reía y Caitlin me miraba divertida–
— Debió ser una caída que los jueces nunca olvidarán –Rió Caitlin–
— En realidad yo tampoco la olvidaré –Reímos y alguien tocó la puerta–
— Adelante –Dijo Payton–
— Tay, dejaste tu celular abajo –Sonrió Logan y me lo dio–
— Gracias –Reí–
— Por nada –Respondió él y miró a Caitlin– Señorita Bradley , ¿me acompaña a ver una película abajo? 
— Claro que sí, señor Logan –Ambos rieron y salieron de la habitación–
— Bien, ya me voy –Sonreí– Adiós Payton –Sonreí y bajé las escaleras–
— Adiós –Escuché como gritaba desde la habitación. Sonreí, ella y Caitlin eran muy agradables, me caían de maravilla–
— ¿A dónde vas, Taylon? –Me preguntó Chaz saliendo de la cocina seguido de Justin– 
— Voy a caminar un rato, quiero conseguir un empelo –Reí–
— ¿Quieres que te acompañemos? –Preguntó–
— Claro, no me molestaría –Sonreí–
— Vamos –Sonrió él– ¿Vienes Bieber? 
— Claro –Sonrió el castaño claro–
Eso era extraño, Justin casi nunca salía de esa casa, pero igual no le tomé mucha importancia. Chaz tomó su billetera y las llaves de la casa, Justin copió su acción y ambos salieron por la puerta detrás de mí. 
Empezamos a caminar y sólo había visto dos locales que solicitaban empleados: Una pequeña heladería en dónde sería mesera. La paga no era mala, eran 300 dólares cada quince días, pero los uniformes parecían de prostitutas, los hombres miraban sin disimulo alguna para centímetro del cuerpo de las mujeres, eso no me gustaba. 
El segundo lugar fue en una tienda de discos muy colorida y variada, dónde te pagan 700 dólares cada mes y tenían uniformes decentes, pero la vacante era para mayores de 18 años, yo tenía 17.
Suspiré, estaba totalmente frustrada. Tenía inmensas ganas de aferrarme a alguien y dejar salir un incontrolable mar de lágrimas, pero no podía rendirme porque una puerta se cerrara, ¿O sí? 
En realidad no me importaría mucho, pero el mayor problema no es sólo eso, el problema es que no quiero que los chicos me mantengan pero tampoco quiero andar sin medio centavo, simple y sencillamente mi vida estaba jodida.
— ¿Qué te pareció la heladería? –Me preguntó Chris al salir de la tienda de discos–
— ¿Bromeas, cierto? Esas mujeres parecen…–Callé y me quedé mirando fijamente un punto definido, más bien a Justin; Estaba parado frente a Chris y a mí hablando con una chica, abrazándola, hasta que ella lo besó. Quedé en un completo estado de shock, eso no podía a haber sido verdad. Yo me había enamorado de Justin años atrás pero había sido algo pasajero, aunque al verlo con esa chica sentí como mi mundo caía por mil pedazos lentamente. Miré a Chris, él estaba atónito– Al diablo –Susurré con pura tristeza y salí corriendo en dirección contraria a todos–
No sabía a dónde me dirigía, tampoco me importaba. Corría y corría, como si no hubiera mañana hasta que sinceramente me cansé y paré, había recorrido ocho calles o más. 
Miré a mi alrededor, habían un centro comercial, dos pequeños restaurantes, una sucursal de Starbucks, una floristería y una ¿pista de patinaje sobre hielo? ¡Por Dios amo el patinaje! ¡Hacía que me olvidara de todo! Eso ayudaría en este momento… ¿No?
Entré al recinto y fui a un kiosco para alquilar mis patines.
— ¿Qué número? –Me preguntó la muchacha que atendía–
— Siete de mujer, por favor –Le sonreí–
— Son cinco dólares –Dijo dándome los patines–
— Aquí tiene –Le di en billete, tomé los patines, me los puse y bajé a la pista–
En las gradas había varias personas, niños, adolescentes, adultos y un hombre de algunos cuarenta y seis años que mientras yo patinaba no me sacaba los ojos de encima, pero no me importó mucho que digamos.
Empecé a ser mil y una piruetas que conocía, de pequeña el patinaje era mi pasión ya que mezclaba el baile con el frío del hielo y por algún motivo mi debilidad siempre ha sido el invierno, ya que me recuerda a cada navidad con mis padres cuando formábamos guerra de bolas de nieve junto a mi hermano.
Ayudé varias veces a niños a levantarse al caerse y a varias pequeñas les enseñé giros sencillos, pero justo cuando iba a ser un giro que consta de saltar en el aire, girar en él, bajar y quedar en un pie la escena de aquella rubia besando a Justin volvió a mi mente. Caí al hielo y gracias a Dios no me hice daño.
Cuando me iba a levantarme vi a alguien que me ofrecía su mano. No divisé su rostro hasta después de haber aceptado su acto y haberme parado, era el mismo hombre que me había estado observando. Me estremecí, me había asustado.

martes, 15 de enero de 2013

Capitulo V:

Ryan sólo me sonrió. Él tomó una dos de mis maletas mientras yo tomaba mi bolso, mi mochila y mi guitarra, Logan, al verme tomó mi guitarra y mi mochila.
— Gracias –Le sonreí–
— No hay de que –Rió él–
Abrí mi bolso y saqué mi iphone, tres llamadas perdidas, dos mensajes:
>>Llamadas Perdidas<<
1.- Alex; Luego le llamo, pensé.
2.- Scarlett; Compañera en Matemáticas, seguramente quería mis apuntes, los cuales no le daré. Se pasó toda la clase enviando textos y mañana hay examen, no gracias, otro se lo prestara.
3.- Daniel; Un chico que conocí el verano pasado, muy lindo, pero no era mi tipo. Le llamare mañana, ahora tengo que desempacar y salir a buscar un trabajo.
>>Mensajes<<
De: Alex
Para: Taylor
“Hermanita fea, solo han pasado veinte minutos y ya te echo de menos. Chad me prohibió que le hablara de ti porque ya lo aburrí, Hahaha.
Nos vemos mañana, fea”.
“Idiota” —Pensé y empecé a escribir un mensaje para él–
Para: Alex
De: Taylor
“Eres un completo idiota, ni siquiera te he mencionado, pero igual te quiero mucho, Hahaha.
Nos vemos, feo”.
Los envié y abrí el segundo mensaje.
De: Daniel
Para: Taylor
“Hola linda, ¿Me recuerdas? Nos conocimos en Londres el verano pasado.
El caso es que volveré este verano y me gustaría mucho volver a verte, no dejo de pensar en ti desde hace mucho tiempo.
Te quiere mucho
Daniel Smith.-“
¡Genial, lo volvería a ver! Ese chico era como uno de mis mejores amigos, me agrada mucho, pero perdimos el contacto hace poco, para suerte divina, él me avisó que venía.
— ¡Tay! –Exclamó Chris– ¿Si quiera me prestabas atención? –Rió–
— Te diría que sí, sólo si tuviera idea de lo que me estabas diciendo –Reímos juntos–
— Siempre serás igual de despistada –Intervino Logan riendo–
— Es que nunca maduraré –Sonreí–
— Choca esos cinco –Gritó Ryan levantando su mano en señal de que chocara la mía con la suya– Forever Youuung I wanna be Forever Youuung –Empezó a cantar el bobo mientras desafinaba y los demás reían, incluyéndome– ¿De qué se ríen? Lo primero que madura, es lo primero que se pudre –Dijo el rubio y se encogió de hombros–
— Cierto –Dijo Justin–
— ¿Qué me decías, Chris? –Le pregunté–
— Sólo quería saber si te gustaba la casa –Rió–
— Chris, he venido un millón de veces, siempre te he dicho que me gusta –Reí con él–
— Touché –Rió él un poco más–
— ¿Entramos? –Preguntó Chaz mientras todos comenzamos a caminar en dirección a la puerta. Logan sacó la llave y abrió–
— Tay, ¿Recuerdas a Payton y Caitlin? –Cuestionó de mi memoria el ojos miel–
— Sí, Justin –Respondí–
— Ellas compartirán habitación contigo –Dijo Ryan–
— No tengo problemas –Sonreí– Son muy agradables.
— Qué bueno que lo veas así –Sonrió Chris–
— Vamos a llevarte a tu habitación –Rió Chaz– Ayúdame con las maletas Bieber.
Justin aceptó, algo resignado diría yo. Empezamos a subir las escaleras, Justin con una de mis maletas, Chaz con otra y con mi guitarra mientras yo iba cargando solamente mi mochila y mi bolso.
Los chicos me guiaron a la habitación del final del pasillo, tocaron la puerta y desde adentro escuché la voz de Caitlin, diciendo: “Adelante”. Respiré profundamente, Justin abrió la puerta, Payton y Caitlin lo miraron, luego a Chaz y luego a mí y las maletas.
— Ella es Taylor, ¿La recuerdan? –Preguntó Justin, las chicas asintieron– Bueno, le dijo que sí a Chris por problemas familiares, así que se quedará con nosotros un buen tiempo y por ende, dormirá aquí con ustedes —Justin colocó mi maleta dentro de la habitación y sin decir nada salió de ella, mientras yo con vergüenza sonreí—
— No tengas vergüenza –Sonrió Payton– Pasa, estoy segura que dentro de poco son llevaremos genial –Me dijo dulcemente–
— Gracias –Pasé y Chaz dejó mi maleta y guitarra dentro–
— Bueno chicas, las dejo solas –Sonrió Somers y salió de la habitación, cerrando la puerta–
— Vamos Taylor, no te quedes ahí parada, pasa –Rió Caitlin– Deja ese bolso y la mochila donde quieras, te mostraremos la habitación –Sonrió. Sí, lo necesitaría. Era una inmensa, con una pared dos paredes de muchas líneas verticales de diversos colores, una cama individual blanca con espaldar rosa, una lámpara verde, dos paredes más pintadas de violeta oscuro, parecería café en la oscuridad, una litera, dos escritorios, un librero, una televisión dos muebles; uno para cuatro o tres personas y otro para dos, la puerta de salida y dos puertas más interiores–
— Claro –Reí y dejé caer mi mochila y bolso al suelo–
— Buen comienzo –Rió Payton–
— Vamos –Se paró Caitlin de la parte de arriba de la litera, seguida por Payton, quien estaba a su lado– Como verás, esa es mi cama –Rió y señaló el lugar de donde había bajado– Y esa la de Payton –Señaló la parte de debajo de la litera– Así que supongo que aquella será la tuya –Rió y señaló la cama individual, oh sí–Ahora ven, te mostraré el closet para que , si quieres, vallas a desempacar –Las chicas caminaron hacia una de las dos puertas interiores y Payton abrió la de la derecha, dejando ver un walk-in-closet algo grande– Bueno, hay cuatro pasillos pero solo tres estantes para colocar la ropa, el tuyo es este y aquellos dos son nuestros. Aquí –Me mostró otro pequeño armario– Puedes poner tus zapatos –Sonrió– Y si quieres podemos prestarnos ropa de vez en cuando –Rió risueñamente–
— La otra puerta es el baño –Sonrió Caitlin–¿Desempacarás ahora?
— No, iré a caminar. Creo que buscaré un trabajo –Reí–
— Es una buena idea –Sonreía Caitlin–
— Lo sé –Reía– Me iré a duchar y luego salgo –Sonreí, tomé ropa de mi maleta y entré al baño. Cerré la puerta y me desvestí, entré a la regadera y me duché, al terminar, me vestí, dejé mi ondulado cabello suelto y salí del baño–
— Amo tu blusa –Escuché decir a Payton–
— Gracias –Sonreí–
— ¿Sabes bailar? –Preguntó Caitlin–
— Sí, de pequeña gané varios concursos –Contesté sin plan de alardear–
— Pues yo soy bailarina, en el estudio donde trabajo buscan bailarinas, ¿Te sumas? –Ofreció–
— No, gracias –Me sonrojé– Es muy amable de tu parte, pero es que desde el último concurso no bailo. Tuve un pequeño trauma –Reí–
— Comprendo –Dijo Caitlin–
— ¿Qué sucedió? –Preguntó Payton–

Capitulo IV:


— Tay, princesa, despierta, sólo te quedan cuarenta minutos para empacar tus cosas –Decía aquel canadiense–

— ¡Maldita sea! –Desperté de golpe, sentía como mi corazón podría salir en cualquier segundo por mi boca. Justin me cargaba en sus brazos y no sé ni cómo diablos me bajé de ellos en menos de treinta segundos, Salí corriendo y abrí la puerta de la casa para encontrarme con la preocupada mirada de Alex mientras bajaba las escaleras con dos maletas tras él–
— Supongo que te veré en la escuela, ¿No? –Me dijo tristemente–
— Sí, además iré muchas veces a molestarte a ti y a Chad en su departamento –Sonreí y mi hermano copió mi gesto–
— Vete a empacar pequeña boba –Rió mientras yo subía las escaleras hasta mi habitación–
Esta sería la última vez que estaría dentro de esa casa, la casa dónde crecí, dónde tuve los mejores recuerdos de mi niñez y eso ni un maldito embargue lo podrá borrar. Mis ojos se llenaron de mil lágrimas y nueva vez miré al techo, como esta mañana.
— Dios, dime porque, porque no puedo ser como las demás chicas, sin tantos sufrimientos, con una verdadera familia, con un protección…Con un ángel guardián –Suspiré y sequé mis lágrimas– Maldita sea –Miré el reloj de la pared que frente a mí quedaba. Sólo treinta minutos–
Velozmente fui a mi habitación, tomé dos maletas y dejé vacío mi closet, dejando la ropa que no usaría sobre mi cama y entrando la que siempre ocuparía. Empecé a adorar cada centímetro de esa habitación de niña de la cual siempre me quejé pero que ahora no quería abandonar. Tomé una pequeña fotografía que había debajo de mi almohada. Mi familia. Así era de unida. Recuerdo que quien tomó esa foto fue un señor que había en la playa al cual mi madre le tendió la cámara. Luego encontré otra foto, era de mis padres, justo de cuando Alex y yo teníamos diez años. Ellos eran felices, no sé porque empezaron esas peleas, esas horribles peleas. Y por último una foto mía con mi hermano, a los nueve años. ¿Cómo olvidar ese momento? Estábamos en un parque, sentados en un puentecillo sobre el lago; Me gustaba un niño, Harrison, pero él siempre me trataba mal cuando le intentaba hablar, me hacía llorar mucho mas cuando se lo conté a mi hermano, él me sacó una sonrisa diciéndome que le rompería la cara de un solo golpe; desde niña era dulce (Notorio sarcasmo el mío).
Guardé las fotografías en un mi bolso, tomé mis ahorros, formé tres mil dólares. No era mucho, pero sobreviviría con aquella cifra por lo menos dos meses, de todas formas buscaría un trabajo. Ese dinero igualmente fue a parar a mi bolso, como también mi cepillo dental, dos de mis perfumes y todas las canciones que había escrito, las cuales andaban en mil hojas las cuales agrupé en una carpeta. 
Finalmente tomé mi guitarra y la coloqué dentro de su estuche especial, la cargué en mi hombro derecho, mientras en mi hombro izquierdo llevaba mi bolso, en mi mano derecha una maleta y otra en mi mano izquierda. Bajé las escaleras y me encontré con Alex y los chicos hablando y riendo. 
— ¡Taylor! –Gritó Ryan al verme y me ayudó con ambas maletas– Ya de por sí eres enana, no queremos que por tanto peso te quedes más pequeña de lo que deberías –Bromeó y los demás rieron, yo sólo lo fulminé con la mirada– Igual sabes que te quiero.
— Lo sé, todos me aman –Dije dejando escapar mi vanidad, los demás rieron–
— Bien, en cinco minutos llegan a embargar esta casa, así que iré por Queso –Suspiró mi hermano–
— Te odio –Le dije resignada–
— ¿Por qué? –Preguntó–
— Te vas a quedar con el hámster y ¿Aún preguntas? –Reí. Así es, Queso era nuestro hámster, era un pequeño roedor, lo amaba mucho–
Mi hermano rió al igual que Chris y Ryan. Logan y Chaz estaban en la cocina, comiendo. ¿Justin? Estaba en el jardín trasero hablando… ¿Solo? Sí, pues yo no veía ni media alma a sus alrededores, tampoco encontraba la existencia de un celular en su oído, ¿Qué mierda hacía el canadiense?
—Narrador omnisciente—
Ahí se encontraba el chico con pelo castaño claro, hablando con su jefe, quién le había dado su misión.
— Justin, entiende que debes protegerla –Decía aquella voz grave–
— Sé que sí, pero no sé cómo hacerlo sin que ella note que soy un ángel –Se excusaba el canadiense–
— Justin, debes hacerlo tal y como lo han hecho los demás ángeles que Dios ha mandado a la tierra: Tranquilamente.
— Pero comprende, ella no puede saber quien soy –Seguía Justin–
— Bieber, comprende que eres de otro lugar, en el Edén estuviste hasta que ella nació, trece años tardaste para presentarte a ella, pero aún así protegiéndola lejanamente. Ocho años tardaste para poder tomar tu forma humana y parecer un niño cualquiera. Diecisiete años la haz cuidado y no puede ser que ahora te sea difícil. 
— El problema es que noto como ella se lleva con los demás chicos y conmigo es con quién debería llevarse mejor, pero no es así –Se lamentaba el chico–
— Dime, ¿Haz intentado acercarte a ella?
— No, siempre me han dicho que mantenga mi distancia, porque a pesar de ser un ángel, ahora con mi forma humana tengo sentimientos, y no quieren que me enamore de ella –Continuaba explicando aquel chico–
— Justin, estás aquí para cumplir tu misión, para hacerla saber que eres su soporte, estás aquí para cuidarla y cuando logres dejar en su rostro una sonrisa permanente, levantar su ánimo perfectamente y hacer que pueda borrar el dolor que en su corazón ha permanecido desde hace más de cuatro años, tú serás liberado, podrás vivir la vida de cualquier humano normal sin recordar nada de esto, dejarás de ser un ángel, volverás a nacer y tu vida será otra, en tus recuerdos habrá una hermosa familia que habría de ser la tuya, posiblemente tengas a los mismo amigos, a los que ahora no saben quién eres pero en tu vida siguiente te conocerán completamente, porque serás alguien más, un chico que cumplirá sus sueños mediante youtube.. Olvidarás que este, alguna vez, fue tu pasado –Concluyó aquella voz y se marchó dejando a Justin totalmente estupefacto y a Talor observándolo desde dentro preguntándose porque aquel chico “hablaba solo”.
—Narra Taylor—
Justin era raro, pero ¿Tanto como para hablar solo? Definitivamente le iría a preguntar si se encontraba bien. 
Tomé un bocado de aire y justo cuando iba a salir al jardín escuché a Alex llamarme.
— ¿Sí? –Pregunté mientras lo miraba mal–
— Vamos, es hora de irnos –Me dijo seriamente–
— ¿Por qué? –Pregunté–
— Embargarán dentro de pocos minutos y Mariatte dijo que esta casa estaría sin ninguna persona dentro –Suspiró–
Mis ojos se llenaron de lágrimas, era el momento, debía despedirme de la que alguna vez fue mi casa, el lugar que siempre había mantenido sus brazos abiertos para recibirme sin pre-juicio cualquiera. Vi a Chaz cargar mi mochila, a Logan tomar mi guitarra, a Chris tomar una de mis maletas y a Ryan tomar la otra. Logan gritó para que Justin fuera nuevamente con ellos, él al verme llorando, como siempre me abrazó y consoló haciéndome sentir una increíble paz espiritual. Alex nos acompañó hasta afuera y ayudó a los chicos a meter mi equipaje en la cajuela del auto. Justin aún me abraza mientras yo lloraba descontroladamente en su hombro; Él acariciaba mi cabello y me decía al oído cosas como: “No llores, las princesas no tienen porque derramar ni media lágrima” o “Llorar sólo logrará que te desahogues, pero recuerda que la vida es un libro y cada libro tiene un final feliz, por lo que si lo que te pasa ahora es algo desfavorable, puede ser el fin de un capítulo de tu vida, no el final de tu libro” pero pronto me soltó cuando mi hermano se quiso despedir de mí. Alex me abrazó fuertemente, besó mi frente y me dijo simplemente “Te veo mañana, fea”, eso me hizo reír; Besé su mejilla y entré al auto con los chicos, en el mismo orden de antes, sólo una diferencia: Ahora iba en las piernas de Bieber, quien me abrazaba de la cintura y acariciaba mis manos devolviéndome la paz que hace algunos segundos sentía en mi cuerpo. Algo en él era diferente, algo en él me hacía feliz.
— Justin –Le susurré al oído–
— ¿Sí? –Contestó él–
— ¿Por qué cada vez que algo me sucede tú estás? –Le pregunté aún dándole breves susurros al oído–
— Porque así es la vida –Respondió secamente–
¿Qué diablos había hecho? Él hacía unos cinco segundos atrás era muy tierno conmigo y ¿Ahora? Al diablo nuestra amistad.
Continué pensando en una que otra tontería, en la posibilidad de que Justin y yo seamos amigos y en lo raro que era ese chico hasta que la voz de Chaz me sacó de mis pensamientos:
— O’ Conelle, llegamos –Rió, yo lo miré–
— Gracias por el aviso Somers –Reí y esperé a que Ryan aparcara el auto. Chaz fue el primero en bajar, luego Logan y Chris. Yo abrí la puerta y bajé de las piernas de Justin así saliendo por la puerta como si nada hubiera pasado– 
Ryan bajó del auto seguido de Justin y me sonrió. 
— Te ayudaré con las maletas –Rió–
— Gracias –Susurré y lo miré tiernamente–

Capitulo III:

 Yo…–El sonido del timbre me interrumpió. Dos veces, el timbre me ha interrumpido dos veces– Te digo a la salida –Besé la mejilla de Beadles, sujeté mejor el cuaderno y los demás libros que llevaba– Te quiero feo, dile a los demás que los veo al salir de clases por igual.
Dejé a Chris con las palabras en la boca, salí corriendo a mi casillero y entré los libros que llevaba a mano. Iba a tomar mi libro de aritmética pero no lo hice, no iré a esa clase, debo pensar.
Entré al baño de chicas y solté mi ondulado cabello negro, el cual era retenido por una coleta de caballo; lo arreglé rápidamente, me coloqué un sweater y salí directo al salón B-247, era donde Alex estaba tomando sus clases de Matemáticas. Toqué la puerta y pedí permiso al profesor para entrar.
— Disculpe señor Stewart por interrumpir su clase, pero el director requiere a Alex O’ Conelle en su oficina ahora mismo –Mentí–
— O’ Conelle, ve con ella –Dijo el profesor, mi hermano me miró fijamente sin comprender, tomó sus cosas y salió del salón a mi lado. Él se encaminaba a la dirección pero yo halé su brazo y fuimos a una parte del jardín escolar que había descubierto junto a Louis un día mientras jugábamos al escondite–
— ¿Qué diablos haces? El director me espera –Protestó– 
— Idiota, yo te saqué de clases –Le expliqué–
— Gracias, casi me hago pipí, pudiste decirlo antes –Me miró mal–
— Bueno, es que los chicos me ofrecieron quedarme a vivir con ellos –Le dije a mi hermano de un tirón esperando a que reaccionará negativamente– 
— ¡Qué bien! –Dijo…¿Feliz?– Tu tía Mariatte (Mariet) Tiene una deuda enorme, así que para pagarla ella le dio al banco la casa de nuestros padres. Nos embargarán en seis horas y yo aún no sabía qué hacer contigo ya que Chad me ofreció mudarme con él en su departamento –Yo quedé en shock–
— Yo amaba a mi tía hasta cinco minutos atrás–Dije seria– ¿Cómo se le ocurre ser tan perra y descarada? ¡Nos iba a dejar en la calle la muy maldita! ¿¡Tú ni siquiera pensabas decírmelo!?
— Sí, en cinco horas más –Respondió, yo le pegué en el hombro– 
— Estúpido ve a tu clase. Yo iré en dos horas a casa para recoger mis pertenecías y despedirme de ti –Dije–
— Hasta luego, Taylor –Dijo y empezó a caminar al edificio de clases, yo me senté en el pasto, miré al cielo y comencé a pensar hasta caer rendida en un profundo sueño, del cual desperté gracias a una dulce voz–.
— ¡Taylor! –Gritó ese alguien desde lejos–
— ¿Qué quieres? –Pregunté empezando a despertar–
— Te perdiste las dos últimas clases –Me dijo aquel chico alarmado– Chris te anda buscando desde hace veinte minutos, cuando sonó el timbre –Concluyó–
— Alex, ¿Es enserio? –Pregunté alarmada, igual–
— Sí, fea –Dijo y me tendió la mano para pararme–
— Bien, llévame con Chris –Le dije–
Así lo hizo aquel chico, me ayudó con los libros y luego de cinco minutos de dar vueltas por la institución educativa, encontré a Chris junto a los demás, él me vio rápidamente y se acercó a mí.
— Llevo buscándote desde hace un buen rato –Me miró a los ojos– ¿Lo pensaste? –Me preguntó–
— Sí, y creo que mi respuesta es un rotundo sí –Sonreí y él me abrazó fuerte pero cuidadosamente–
— ¿Por qué cambiaste de opinión tan drásticamente? Es decir, cuando te lo propuse te veías indecisa, pero más bien parecería que ibas a rechazar la idea –Seguía el moreno–
— Resulta que mi tía Mariatte tenía una deuda enorme y para pagarla le dio al banco la casa de mis padres ya que ellos les dejaron el poder sobre la casa a ella sin importarle que pasaría conmigo y mi hermano –Expliqué–
— ¿Alex tiene dónde quedarse? –Me preguntó el moreno preocupado–
— Sí, se quedará en el departamento de su amigo Chad –Respondí–
— ¿Cuándo embargan la casa?–Miré el reloj que llevaba en la muñeca–
— ¡Maldita sea! –Grité– En una hora –Lo miré–
Chris tomó mi mano y se dirigió rápidamente con los chicos. Ellos estaban felices ya que me quedaría con ellos. Chaz tomó mis libros, abrió mi casillero (No sé cómo demonios porque no le había dado la combinación), sacó todos los libros que entro de él habían, los puso en mi mochila y se la enganchó en el hombro tras cerrar la caja de metal. 
— ¿Cómo demonios abriste mi casillero? –Le pregunté a Chaz mientras corríamos hasta el auto de Ryan camino a mi casa–
— Taylor, soy Chaz Somers –Contestó y me guiñó un ojo, yo sólo reí–
Rápidamente subimos todos. Ryan en el asiento del piloto, a su lado Chaz, detrás Justin seguido de Chris y Logan mientras yo estaba sentada en las piernas de Logan.
Mientras los minutos pasaban mi anatomía se aterraba más, sería horrible llegar y encontrar un camión del estado llevándose todas mis pertenencias por culpa de una perra que se hacía llamar “mi familiar”. Era una maldita agonía esa preocupación. Miraba por la ventana intentando calmarme pero era imposible. De un momento a otro cerré mis ojos y vi todo negro hasta despertar al sentir como la voz de Justin me llamaba.

Capitulo II:

— ¡Taylor! –Sonrió Chaz al verme sentada junto a él– 
— Hola…–Traté de sonreír– 
— ¿Otro mal día? –Me preguntó– 
— Ninguno ha sido bueno desde hace tres años –Lo miré triste–
— Oh Taylor. La separación de mis padres no me dolió tanto –Me dijo para animarme–
— Los tuyos no han muerto juntos en el mismo auto mientras intentaban tener una cita para reconstruir su familia –Le respondí–
El iba a decir algo pero llegó la maestra Leila, una mujer totalmente amargada que con sólo poner un pie en el salón de clases obtenía el silencio de todos los alumnos. Ella empezó su muy aburrida clase; mientras explicaba yo sólo escribía tonterías en mi cuaderno, pero cuando lo noté esas tonterías eran el comienzo de una canción o un verso.
— O’ Conelle, ¿Qué fue lo último que dije? –Me llamó la atención la profesora–
— Yo…–El timbre sonó– Le digo la próxima clase –Sonreí descaradamente, tomé mis libros y mi dirigí al salón B-107, el de biología–
— ¡Espera Taylor! –Alguien gritó a mis espaldas, era Chris – ¿Me prestas tus apuntes de física? 
— Claro –Le di el cuaderno sin recordar que sólo había escrito la introducción de la clase y que lo otro que quedaba en la parte trasera era la canción–
— Gracias princesa –El rubio besó mi mejilla y se fue a su salón de clases–
Entré al salón y me encontré con la mirada miel de Justin sobre mí y de igual manera la mirada café de Chaz. Me senté delante de Chaz y detrás de Justin, es decir en medio de ambos. Saludé a Chaz y hablé con él hasta que el profesor Smith apareció y nos pidió que hiciéramos silencio. Cerré la boca y mientras el profesor explicaba su clase yo le prestaba atención hasta que sonó el timbre, recogí mis cosas y cuando iba a salir del salón sentí como alguien sujetaba mi brazo.
— ¿Qué clase tienes? –Me preguntó Chaz–
— Español –Bufé– 
— Genial –Sonrió– Es la misma que le toca a los demás chicos. Luego pasaremos el receso, juntos, ¿No? –Me sonrió–
— Supongo –Lo miré sonriendo–
Él se ofreció a llevar mis libros y por más veces que le dije que no era necesario Chaz insistió y terminó llevándolos. Justin como siempre, nos había alcanzado al igual que Logan y Ryan. Ellos dos se comportaban como legítimos homosexuales mientras los demás reíamos. 
En el salón nos esperaba Chris , me entregó mi cuaderno y me dio las gracias. Me senté detrás de Logan, quien era el primero en la tercera fila de asientos. Detrás de mí se sentó Justin, a mi izquierda Chaz y a mi derecha Chris, mientras Ryan se sentó a la derecha de Logan.
La clase pasó como agua desde mi punto de vista, ya que no le presté nada de atención a la profesora López, estaba muy ocupada en mis pensamientos pero el timbre de receso los interrumpió.
— ¿Vamos Taylor? –Me dijo Ryan–
— Vamos –Tomé mis libros y salí del salón con los chicos–.
Por Dios, como amaba a esos chicos.
Logan era como el segundo hermano mayor que siempre quise y nunca tuve. Chaz era como mi mejor amigo, le podía contar lo que fuese y siempre me daba un consejo. Chris era algo misterioso pero eso no cambiaba que lo quisiera mucho, el siempre estaba para mí cuando menos lo imaginaba pero siempre lo necesitaba. Ryan era quién siempre me hacía reír en el momento menos indicado, en el momento en que no veía la mínima salida al final del túnel. Y por último Justin, es increíble que mantenga una amistad profunda con cuatro de esos cinco chicos y en cuatro años no haya podido conocer mejor a ese irlandés; ese chico era en efecto misterioso, siempre me hacía sentir mejor, sonreír y ver el lado bueno del mundo. Me daba razones para continuar con la vida, aparecía en los momentos en que menos lo esperaba, cada vez que lloraba él secaba mis lágrimas, me celaba, me abrazaba siempre y me hacía sentir una protección única y extrañamente sobrenatural, porque cuando estaba con los demás chicos me sentía “protegida” ya que estaba rodeada por hombres pero con la simple presencia de Justin todo cambiaba, me hacía sentir en otro mundo, en otro nivel de protección, me hacía sentir en la nubes.
— Taylor –Dijo Chaz pasando su mano frente a mi rostro tratando de llamar mi atención–
— ¿Qué? –Lo miré atónita–
— ¿En qué pensabas? –Rió y me miró pícaramente–
— Idiota –Reí y golpeé levemente su hombro–
— Taylor –Me miró Chris– ¿Puedo hablar contigo un segundo? 
— Claro –Sonreí–
El rubio me tomó de la muñeca y me alejó a unos cuantos dos metros de los demás, me miró a los ojos y me devolvió mi cuaderno de física.
— ¿Era todo? –Lo miré confundida–
— No, linda –Me miró serio– No copiaste nada, así que te copié lo que faltaba, pero noté porque no lo copiaste –Hizo una pequeña mueca, mi sangre se congeló– Taylor, ya debes olvidar lo de tus padres, sé que es duro, sé que para ti era suficiente con una separación y que tenías fe en que volvieran a estar juntos y quizás escribir una canción sea algo bueno para olvidarlos pero te recomiendo que recuerdes menos el tema, el simple hecho de recordarlo y culparte a ti y a tu hermano te hacen mal –Pausó– Entiéndelo preciosa –Me abrazó– Sabes que los chicos y yo queremos verte feliz, tal y como lo eras cuando tenías trece. Sé que era duro ver las peleas de tus padres, pero recuerdo perfectamente como en algunos momentos te olvidabas del mundo y sonreías sinceramente, desde el corazón –Me soltó– ¿Crees que puedas volver a ser esa niña que tan feliz nos hacía? 
— Chris –Suspiré y junté mi mirada con la suya– Sabes que si quiero, pero para mí es duro perder a mi madre, la única amiga femenina que tenía, a mi padre, el único que sin importar lo que pasara siempre tenía tiempo para hablar conmigo durante el momento en que quisiera, y perderlos juntos mientras yo sostenía la ilusión de su reconciliación fue lo que me devastó –Admití al fin– Por eso escribí: “Mi inmortal” porque es el dolor que no puedo sanar, el que se siente tan real –Suspiré nuevamente, tomé la mano de Chris y la puse en mi corazón– Eso que sientes latir, latía con ilusión, sin ver la realidad, ahora late en busca de un ángel guardián, la felicidad y alguien que sane cada herida, borre cada cicatriz y me haga olvidar el pasado que siempre perseguirá este presente y el futuro que algún día llegará –Miré a Chris directamente a los ojos y sin saber porqué, mi vista se nubló y de mis ojos, miles de lágrimas salieron. Él quitó su mano de mi pecho y dulcemente acarició mi mejilla, me abrazó y susurró en mi oído:
— Olvida el mundo, cierra los ojos y disfruta de la montaña rusa que es la vida. El pasado influye en tu futuro, cierto, pero te recuerdo que si piensas que hay cosas que el tiempo no borrará, así será, pero si intentas superarlo, lo lograrás, princesa –Besó mi frente– ¿Te molesta si te adopto? –Yo lo miré extrañada– Te explico, como recuerdas vivo sólo con cuatro chicos revoltosos y si a tu hermano no le molesta puedes ir a vivir con nosotros, no 
creo que a los demás les moleste –Sonrió–